domingo, 22 de enero de 2012

VIAJE A NUEVA YORK CAPÍTULO III


31 de diciembre de 2011

Desayuno. Mucho sueño. Buen tiempo; compro un bollo de mermelada en uno de los puestos callejeros que hay cerca del lugar donde estoy. Acabo hablando en español con el hombre que me atiende.
Paseo. Woolworth Buiding. 11/5. Trinity Church. Cementerio. El hueco de las torres gemelas se va llenando. La herida se cubre. Se recuerdan unos muertos; se olvida a otros muertos...los de Afganistán o Irak. La excusa perfecta para explotar recursos o justificar decisiones políticas o económicas. Y los turistas dejando el dinero para ver la exposición que tienen montada...










Wall St. Sólo hay japoneses haciéndose fotografías; ni un sólo hombre de negocios. Hoy descansan. El barrio de Staten Island, un ferry cada media hora gratuito. Estatua de la libertad a lo lejos.











Una chica que acompaña a una pareja de amigos muy enamorados. Está mirando el móvil, algo triste. Luego les hará una fotografía a los dos. Yo ya se la he hecho a ella.










Parque de Brooklyn. Naturaleza transformada por el hombre. Restos de la batalla por la Independencia americana en una piedra.



En el metro de vuelta a Brooklyn. Conversación entre amigos; ella y sus labios rojos; él, con aspecto contundente. Una mujer al otro lado está haciendo punto.








El antiguo puerto. Centro comercial en la actualidad con algún barco antiguo para que los turistas lo fotografíemos. Buena vista del puente de Brooklyn. Un chico habla solo en una de las terrazas, perdido en sus pensamientos; la locura está a la vuelta de la esquina.



Puente Brooklyn. Cerca del ayuntamiento, un grupo teatral divirtiendo a los turistas. Atardecer.










Atravieso el puente. A una pareja de japoneses que están en un apuro me ofrezco a hacerles una fotografía; a cambio me hacen otra a mí. Momento “Manhattan” sentado en el banco y apoyado en la barandilla.


Vuelta al alojamiento. Al sur Canal St y galerías. Cansancio. La compra del pantalón lo dejaré para el lunes y el Top of the Rock.
Seis de la tarde. Uvas; las tomo en el cuchitril. Feliz año nuevo en Madrid.

Luego a las doce estaré en Times Square. Largo paseo: en la sexta avenida una vagabunda (homeless), joven - no tendrá ni treinta años- está sentada con dos perros, uno a cada lado, ajena al ruido y la alegría, al jolgorio del resto de transeúntes; pérdida de orientación al salir; en el Madison Garden, un tipo desesperado grita “he perdido mi jodida entrada”.



Está bastante desesperado. No logro compadecerle. Muchos tienen levantado un dedo, porque buscan, necesitan una entrada para la fiesta de fin de año en el Madison; media hora después estoy sentado en las escalinatas de la biblioteca de NY. Al otro lado de la biblioteca, en el parque, una fiesta privada con gente bien trajeada. Mucha gente - la que no tiene tanta pasta- quiere celebrarlo en Central Park o en Times Square.


Muchos policías por el parque y cortando las entradas a Times Square. Volveré en un metro express. Me dejará en cinco minutos en el alojamiento desde el centro. A la una de la madrugada cuando vuelva encontraré animación alrededor de Bowery y Spring St.


Se acerca el momento. Ruido, bocinas, mal gusto. Como en Madrid.

A las doce fuegos artificiales en Times Square. Happy new year.

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