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lunes, 25 de diciembre de 2023

FINALES DE CINE (IV) VERDADES Y MENTIRAS: EL HOMBRE QUE MATÓ A LIBERTY VALANCE DE JOHN FORD

 

La mentira y la verdad son conceptos, a veces, muy difíciles de distinguir. ¿Nos mentimos a nosotros mismos o a los demás? ¿Dónde están la verdad y la mentira?, nos preguntamos desde Tales o, incluso, desde Homero. ¿Dónde están la verdad y la mentira?, nos preguntamos, cuando vemos a Netayanhu, a Putin, a Zelenski o a Biden hablar de democracia y de libertad.

A los veinte años descubrí en el cine Un lugar en el mundo de Adolfo Aristaráin. No sé si he encontrado mi lugar en el mundo... Como le ocurre al protagonista, tal vez no lo encuentre nunca. Sí, al menos, sé lo que es justo y lo que no lo es. Y como los personajes de esta historia me gustaría algún día luchar por lo que merece la pena y estar a la altura de mis convicciones. 

El final de Lone Star de John Sayles cierra dos tramas: la de los dos hermanos que se amaban, sin saber que lo eran;

y la de historia de Texas, construida con mitos y leyendas en las que no todos caben, en las que la verdad no siempre es bien recibida. No hay respuestas delante de un muro -y no es simbólico, como todos sabemos- para las preguntas que los protagonistas se hacen: solo seguir viviendo y cambiar estereotipos y prejuicios raciales... 

Escuchar a Trump o a Biden en la precampaña, con sus juegos de poder e influencias, demuestra que Lone Star nos hablaba a nosotros, que esos conflictos no se han resuelto ni se resolverán...

En El apartamento de Billy Wilder, en cambio, ser un hombre, ein Mensch -o una mujer, seamos modernos-, significa decir no a hipocresías sociales, negarse a aceptar el juego en el que el capitalismo nos obliga a participar, negarse a vivir mentiras que no conducen a ningún sitio. Cuando ambos personajes han hecho ese gesto liberador, solo entonces un futuro diferente, aunque sea complejo, es posible. 

Mankiewicz construyó toda su filmografía con esa reflexión entre la verdad y la mentira. La ambigüedad de las respuestas no contenta a nadie. Cada uno tiene una percepción diferente de lo que sucedió. Tal vez la única posibilidad es reírse, cuando lo has perdido todo... porque, cuando nos miramos a un espejo, como en Eva al desnudo, ¡quién sabe lo que está reflejando de nosotros mismos!

En Sed de mal de Orson Welles el personaje que interpreta una Marlene Dietrich madura y espléndida contempla el cadáver de un policía corrupto que la amó. 

"¿Qué importa lo que se diga de la gente?" 

La verdad es poliédrica, podría añadir... Marlene se aleja de nosotros. 

En Calle Mayor de Bardem las mentiras y una broma cruel de unos cantamañanas destruyen las ilusiones de una solterona. Solo le queda llorar detrás de una ventana... Una sociedad, la franquista, a la altura del betún... 

En El Padrino de Coppola, en su segunda parte, Michael Corleone recuerda una familia unida. Alcanzar el poder y todo lo que supone tiene también sus consecuencias: la soledad.

¿Y las mentiras que un ex-boxeador se cuenta a sí mismo delante de un espejo? Toro salvaje de Scorsese. 

De todos es conocido el final de The searchers. 

Hemos seguido durante todo el metraje -excepto, al principio, cuando visitó a la mujer a la que amó, casada con su hermano- a un personaje racista, violento, vengativo. Al final, acaba redimiéndose; sin embargo, está condenado a no tener familia. Siempre será un vaquero solitario. O como decir con un único plano, sin palabras, todo. 

Menos conocen el de Siete mujeres, la última película de Ford; ¡impresionante el personaje que encarna Anne Bancroft y su desesperación!

El hombre que mató a Liberty Valance es la historia de un abogado, interpretado por James Stewart, que llega al salvaje Oeste para civilizarlo. Todos piensan que él mató a un asesino, Liberty Valance, y gracias a eso construyó su carrera política. No es cierto; quien lo hizo fue un vaquero, interpretado, ¡cómo no!, por John Wayne. No solo eso; también se quedó con la mujer a la que amaba. Conocidos son la escena en que Wayne le dice a Valance: "Ese es mi filete" con la mano en el arma. O el del asesinato de Valance, visto desde dos puntos de vista. 

El final -los últimos ocho minutos- con ese conocido "En el Oeste se imprime la leyenda" se completa con un cactus -los regalos de amor que Wayne le traía a ella- y un último plano de la pareja. 

Su relación se ha basado en una mentira y es como una lámina de hielo que se quedará con ellos, hagan lo que hagan. 

John Ford no solo hacía westerns. Llegaba hasta el fondo más oscuro de la naturaleza humana. 

domingo, 6 de septiembre de 2020

FINALES



Los finales son importantes. Hay que saber cerrar una historia. En la vida real no es fácil hacerlo y no suelen salir tan bien como en la ficción; por eso, cuando terminan, no nos damos cuenta de que se han acabado o, si nos damos cuenta, ya no somos los mismos y te decepcionan. Tal vez por eso, prefiero el cine.
A veces los finales surgen de repente -aunque haya detrás mucho trabajo-, como en Casablanca. Otras veces se criba, tras horas y horas de una búsqueda infernal. O aparece desde el principio, antes de que haya siquiera una historia que contar.
Puede haber películas terribles con finales maravillosos -si has sido capaz de llegar hasta allí-. O películas muy interesantes o que te atrapan desde el principio con conclusiones decepcionantes, en un primer momento. Un buen ejemplo de este último sería la última película del gran guionista Charles Kaufmann, autor de Olvídate de mí, llamada, no sin retranca, Pienso en el final. Aunque es posible que, en este caso, sea intencionado... Y estemos ante una parodia de Una mente maravillosa... El final es un juego con el espectador metalingüístico, cinéfilo y atrevido.


Estaríamos ante un sueño o una pesadilla con múltiples referencias al mundo de Kaufmann y juegos espacio temporales y, como no puede ser de otra manera, el final es fallido, falso, porque la vida, parece decirnos el autor, o la ficción o el sueño son como son: una representación absurda y surrealista...

Otras veces, no muchas, el final te emociona. Elijo dos clásicos -que he vuelto a disfrutar esta semana-, pero también puede ocurrir con películas más modernas o lejos del engranaje de Hollywood. Si quieres contar algo importante y que deje huella, basta con contarlo de otra manera. Kaufmann lo hace; Wilder y Allen también supieron hacerlo. Y para eso, necesitas un buen final...

Manhattan de Woody Allen.


-"...No todo el mundo se corrompe. Tienes que tener un poco de fe en la gente..."

El apartamento de Billy Wilder.


-La adoro... 
-¡Cállese y reparta!

¡Ay, los finales! El último suspiro de la vida...

sábado, 26 de enero de 2019

EL GRAN CARNAVAL: JULEN Y VENEZUELA; BILLY WILDER Y TUCÍDIDES


Esta semana los medios de comunicación han decidido contarnos su realidad. Que en Venezuela hay un tirano; hay que apoyar a una derecha venezolana, la que Trump ha elegido para llevar la "democracia" al país latinoamericano. Por otro lado, que todos somos muy solidarios, intentando salvar a un niño, que sabíamos que estaba muerto desde hacía mucho tiempo.

He pensado en esta gran película de Billy Wilder.

                  

Un minero queda atrapado en un pozo. Nadie se interesa mucho por su rescate hasta que un periodista empieza a convertirlo en un espectáculo. Su objetivo: ganar dinero. A su alrededor se monta un gran negocio: dinero a espuertas para muchos. Al final, el minero muere. La gente llora y se marcha. Los medios buscan carnaza en otro lugar.
Eso ha sido el caso de Julen. Un gran espectáculo para que no miremos a otro lado. Hay gente, otros niños, que mueren todos los días en el Mediterráneo. ¿Dónde están los medios para ver cómo se ahogan? ¿Por qué no salen barcos en su busca o se impide que zarpen? En Palestina hay gente, niños, a quien les están quitando todo, su casa, sus padres, su libertad, hoy mismo. ¿Dónde están los medios para denunciarlo?

Y sobre Venezuela me venía a la mente Tucídides. Es un historiador griego del siglo V a. C. Cuando comienza su obra Guerra del Peloponeso nos dice que va a hablar no sólo de las justificaciones de los dos bandos, sino de las causas reales del conflicto, lo que él llama, ἀιτίαι. Toda la basura mediática que nos ha llegado en estos días no hace más que ocultar la razón verdadera del problema: el petróleo. Lo demás, la panoplia de palabras que se repiten hasta la saciedad -democracia, pobreza, justicia, derechos humanos, unidad- son conceptos vacíos y manipulados que los medios, los políticos y las empresas usan para proteger sus propios intereses. Ni más ni menos.

Con el juicio a los políticos catalanes en febrero pasará lo mismo. Y con tantos otros temas.

Ya hace mucho que no creo en los grandes medios. Sus intereses no coinciden con los míos. Nunca lo harán. Ya no me engañan.

Pero todos somos hipócritas. Yo, el primero. No siempre la verdad es cómoda y amable.

Tell the truth. 
La verdad está en otro lugar. Y hay que buscarla, porque sin la verdad, no podremos construir nada nuevo y estaremos condenados a repetir una y otra vez este gran carnaval y acabaremos destruyéndonos a nosotros mismos.

Me pregunto si seremos capaces de encontrarla... O preferiremos vivir con nuestras mentiras, en una realidad virtual a la medida, aunque a veces el dolor y la angustia, en medio de la noche, nos recuerde que hay asuntos sin resolver, que ocultamos, que no afrontamos. Y que nos pasarán factura.

Jonas Mekas, fallecido hace poco a los 96 años, aunque aseguraba que tenía 27, director de cine underground, en una entrevista reciente dijo:
"Es como esa cita de Dostoievski: vivimos para esos momentos en que dos personas se conocen y congenian. En el fondo, la vida consiste en esos momentos".

Quizá ahí esté la verdad.




domingo, 1 de enero de 2012

EL CINE Y LOS MESES DEL AÑO (I): ENERO


ENERO Y EL CINE



Enero es el mes de Jano, el dios de las dos caras.
Con una, mira al año que termina; con la otra, contempla el año que está empezando.
No es casualidad, por tanto, que en las películas que se desarrollan durante el mes de enero o que tengan el mes de enero como punto de partida o en sus escenas más importantes, encontremos dos elementos:
  1. El año nuevo y, por tanto, también el fin del año pasado.
  2. El frío y, muchas veces, la nieve.
Están los que desean para el nuevo año lo que no han tenido en el pasado. Así empieza “El diario de Bridget Jones”.


O los que consiguen al final del metraje un amor el día o la noche de año nuevo: “Cuando Harry encontró a Sally”.



Han estrenado este 21 de diciembre una película sobre este tema: “New Year´s eve”.

También los que rompen con el pasado, mandan a freír espárragos a un tipo que no les conviene y deciden comenzar de manera diferente jugando a las cartas con otro mucho mejor: “El apartamento” de Billy Wilder e I. A. L. Diamond. Ese “¡cállate y juega! -shut up and deal-” final es tan fantástico como el "Nadie es perfecto".


doblada al castellano



O el Manhattan de Woody Allen en un frío día de enero con la música de Georges Gershwin…




También encontramos películas vinculadas a acontecimientos que sucedieron en el mes de enero.
Siete días de enero de Juan Antonio Bardem que narra la matanza de los abogados laboralistas de Atocha o películas cubanas que recuerdan que el 1 de enero de 1959 Cuba entró en una nueva etapa de su historia.
Entre ellas la mejor es una película que gira alrededor de un día aciago para Irlanda, el 30 de enero de 1972, el famoso Bloody Sunday.
Una matanza de ciudadanos civiles por parte del ejército británico que condenó a la población a treinta años de terrorismo y guerra abierta entre el IRA y las fuerzas policiales británicas.
La película de Paul Greengrass es extraordinaria, casi como un documental; tiene una gran fuerza visual y explica con gran claridad qué se hizo, porqué y cómo.



El comienzo en castellano



Para terminar, no puedo evitar mencionar una película que, aunque se desarrolla durante un día de Navidad, va mucho más allá. Es la última película de John Huston, basada en un magnífico relato corto de otro irlandés, James Joyce, Los dublineses. Todo parece normal, una fiesta convencional a la que los protagonistas tienen que ir por razones familiares, pero al final, cuando los dos se marchan, ella escucha una canción y se descubre algo que hay más allá, en el pasado, entre la nieve… Es uno de los finales más hermosos de uno de los más grandes del cine.



en el idioma de Joyce y Huston el monólogo final



El comienzo y el final. La vida y la muerte. 
Todo lo que hemos sido, lo que somos y lo que seremos.



¡Feliz año nuevo!