jueves, 19 de enero de 2012

VIAJE A NUEVA YORK CAPÍTULO II




30 de diciembre de 2011

Me levanto temprano. Empiezo por los Claustros de Cloister. Vista del Hudson desde el parque contiguo. Los alrededores:  Delis. Tiendas de inmigrantes, paquistaníes, latinoamericanos.



La granja holandesa de hace cuatro siglos rodeada de edificios modernos, muy restaurada. Varios barrenderos trabajan cuando paso. Les debe extrañar encontrar a un turista por aquí tan lejos del centro haciendo fotografías...





En Cloister una pequeña muestra del arte románico y gótico y una demostración de la riqueza y el poder del dinero que se lleva todo lo que quiera de donde quiera.



En el metro, gente cansada. Muchos llevan el café, el bollo. En general, un metro, el de Nueva York, sucio y descuidado, pero funciona.


Columbia University. Algunos universitarios y bastantes turistas. Traza neoclásica de principios siglo XX, finales del XIX combinada con la modernidad de nuevas instalaciones.

En San Juan Divine hay una exposición temporal sobre el agua: obras contemporáneas en un contexto 
neogótico. Contraste. Ciudad de contrastes.


Día de atasco en NY. Gente, mucha gente en las calles de la quinta avenida. Las masas agobian.
No es la misma sensación que tuve la primera vez; la de asombro. Esta vez es diferente; la de seleccionar y disfrutar con cuidado. Paso por Central Park; soleado.









En el MET. Cinco horas. Retratos de Alfayum, reconstrucciones de habitaciones, un templo egipcio en época de Augusto,


un cuadro de Van Gogh en una exposición temporal de un niño y su madre,




un detalle de un cuadro de Varraccio, el mundo grecorromano –lo que más disfruté en la primera visita-,



los cuadros del XIX y XX, obras de Giacometti, Modigliani -juntos, que no revueltos-,





dos amantes -la cultura hindú, su pasión por la vida...


Lucian Freud (una sala dedicada a una exposición temporal), Picasso, impresionistas (Monet),




Breton brother and sister de Brogereau de 1871, El Nacimiento de Venus de Cabanel de 1875,










De la exposición temporal del retrato renacentista destacan los dos de Simoneta Vespucci (murió a los 29 años –una belleza ideal, amor platónico de Lorenzo de Medicis); se intuye una naturaleza salvaje. Humana e ideal, melancólica y atrevida... su muerte temprana la hará perfecta...



la fotografía y la pintura contemporánea de Stiglitz y sus amigos...



Salgo ya de noche del  MET. Cansancio. Agobio. Escaparates. Luz. Hastío.



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