lunes, 30 de agosto de 2021

VARIAE


Habiendo vista una media de una película por día - a veces, tres- tendré que hacer una selección. Elegiré una de cada apartado temático.

1. Animación:

La mejor sin discusión o, al menos, la que más me impactó fue Watership Down -Orejas largas (desafortunada traducción; sería más bien, la colina de Watership).


Fiel adaptación de un relato infantil en el que se narra la odisea de un grupo de conejos que deben encontrar un nuevo lugar donde poder sobrevivir. La historia que comienza con una especie de explicación mítica del origen de los conejos con dioses y castigos, que se asemejan al Génesis, es cruel y no oculta la dureza de la naturaleza y su violencia -con planos terribles de conejos desangrándose o asfixiados-. Una parte recuerda a Animal Farm, otra maravilla de la animación, 


con su crítica a los regímenes autoritarios -el mayor enemigo de estos conejos resulta ser una especie de dictador que anula la libertad de los demás-. 

Aunque pueda parecer una historia para niños, va dirigida a los adultos. 

Alegro, non troppo es una selección de extractos musicales animados -al estilo de Fantasía, con cierto aire paródico-; dos de ellos destacan por su imaginación y sensibilidad.

El vals triste de Sibelius: fantasmas o recuerdos de un gato, podría llamarse. Seis minutos llenos de ternura.


Y el Bolero de Ravel. Intenso, apasionado, brutal. Quince minutos sin descanso. 

2. Películas de vampiros:

Aparte de los clásicos; ya se sabe, Bela Lugosi, Christopher Lee, Coppola, volvimos a ver Nosferatu de Murnau. 


Aunque algunos aspectos nos resulten extraños, no ha envejecido casi nada. Sigue manteniendo la inquietud que debió provocar en los espectadores de su época. 

Cincuenta años después Herzog hizo un Nosferatu, fiel al original. Su gran acierto es mantener los aciertos de aquel, adaptándolos a un estilo de cine muy diferente. Y consigue, por ejemplo, que la Naturaleza nos parezca inquietante o que los actores principales -Kinski y Adjani- encajen con el estilo a la perfección.


El comienzo es un gran acierto -cadáveres momificados en el estertor de la muerte-. En general mantiene, como he dicho, su fidelidad al estilo y el espíritu de la obra original, pero aporta una visión personal y particular. 

3. Películas "filosóficas":

O de filósofos. La de Wittgenstein de Derek Jarman serviría para dar a conocer de manera sencilla su filosofía y vida. No es un obra redonda, pero nos ofrece una visión interesante; rodada con muy pocos medios, casi como una obra teatral. No oculta el carácter irascible y obsesivo de este genio, como se refleja muy bien en su incapacidad para enseñar a los niños -cuentan las crónicas que estos le tenían miedo-.


Con otro estilo tenemos El caballo de Turín de Bela Tarr, su testamento fílmico. Sólo se menciona al comienzo y en una narración en off la anécdota de Nietzsche y el derrumbe mental que supuso la visión de un caballo golpeado en las calles de Turín. El resto del metraje, empezando por un plano inicial sin concesiones,


es otra cosa... o tal vez no lo sea; tres personajes: un caballo, el propietario y su hija. La repetición de gestos: levantarse, vestirse, comer, recoger agua, entrar en el establo, sólo conduce a los personajes a lo largo de seis días a un hastío existencial sin salida. La Naturaleza hunde al ser humano, a los seres vivos -también al caballo- los condena al infierno. El estilo frío, seco no da opción al espectador. Quizá sea la película más nietzchiana y existencialista, sin que tengamos necesidad de que aparezca él mismo. Su espíritu sí está ahí... Como ejemplo, estos quince minutos de metraje... 


4. Películas recientes:

Me atrajo Annette. Todo musical es una estilización. Leo Carax siempre ha buscado eso en sus películas; pero en esta lo lleva al extremo. La historia es sencilla; podría haberse contado en media hora. Quizá su mejor aportación es ser capaz de ir más allá de lo convencional y jugar con el espectador -lo hace en el prólogo y el epílogo donde los actores se dirigen a nosotros sin dejar de cantar-. Logra emocionar -aquí está la escena final-, aunque para eso tengamos que aceptar sus reglas de juego. 


Las mil y una es una película argentina estrenada este mes de enero. Realista con cámara en mano recuerda en el fondo y forma a ese cine que quiere mostrar los entresijos de un mundo duro y despiadado que ha dado, en mi opinión, lo mejor del cine francés o latinoamericano. En muchos aspectos, sobre todo en los temas tratados, me recuerda a películas como La vida de Adèle o Girlhood de Sciamma. 


Los medios no son los mismos que tienen en Europa y Clarisa Navas, muy inteligente, apuesta por centrarse en un único tema: el desarrollo de la identidad sexual de una adolescente, jugadora de baloncesto, y, de manera secundaria, la de sus dos hermanos. Y se apoya no sólo en sus propias experiencias sino, sobre todo, en un estilo sencillo, sin música ni grandes efectos ni un guión muy complejo, que le permite reflejar de fondo el ambiente en el que se mueven los personajes: un barrio donde, con unos pocos trazos, señalados, mientras seguimos a la protagonista, intuimos que hay marginación, pobreza y delincuencia. 


Sin embargo, el contexto social -ese barrio de una ciudad de provincias- tras esa elección se convierte en un escenario, mostrado con gran talento, como ya he mencionado, sin necesidad de remarcar ni enfatizar; está en un segundo plano -escuchamos disparos, vemos en una ráfaga a unos policías deteniendo a un joven, se habla de drogadicción, prostitución-. Nada de violencia; ni siquiera vemos -solo lo escuchamos- cómo un hombre golpea a su caballo. Se insinúa en alguna escena -determinados comentarios machistas, miradas de los hombres, sexualidad, más o menos, forzada y despreciativa de estos (en la sala de fiestas o en una escalera de un edificio)-. Es una elección e, incluso, me parece muy atractiva, como si lo viéramos a través de una mirilla, tanto ella como nosotros, los espectadores.

Echo en falta, eso sí, que los protagonistas, la protagonista o los adultos se hagan una pregunta clave: ¿qué vas a hacer con tu vida si los estudios no sirven para nada, como dice ella en dos ocasiones, tras haber sido expulsada del centro educativo y del club de baloncesto? ¿Y los adultos? ¿Dónde están? La directora ha decidido que no lleven a cabo su tradicional función represiva o correctora; la madre es sensible y tierna, pero no se entera de nada; las tías son cotillas, pero no ejercen ningún control. El padre está desaparecido. 

No es el tema; decide centrarse en la relación que mantiene la protagonista con una chica conflictiva de pasado turbio y presente inquietante que, por otra parte, está muy bien contada desde sus inicios hasta el abrupto final.

La conclusión abre otra historia. No parece que la protagonista pueda vivir, como lo ha hecho ese verano, en un mundo en el que solo caben la toma de conciencia de sus emociones y la madurez de su identidad sexual, ajena al mundo que la rodea o intentando mantener distancias. Ni que nosotros, como espectadores, podamos tampoco ser ajenos. Deberá enfrentarse a él y tomar decisiones; pero esa es quizá otra película, una que Clarisa Navas tendrá que hacer algún día, si quiere convertirse en una gran directora. Talento no le falta. 

Bueno, se acabó el verano. Y el tiempo de las cerezas. 







lunes, 9 de agosto de 2021

LAS RELACIONES DE PAREJA: HAMAGUCHI Y BRAC

 


Gran parte del cine contemporáneo se construye bajo los parámetros de un tema obsesivo: la incomunicación. La pareja no es más que la excusa para reflejar una realidad mucho más profunda que afecta a toda la sociedad en su conjunto. En la Historia del Cine hay numerosos ejemplos; quizá el más conocido por el cinéfilo sea casi toda la obra de Antonioni y, sobre todo, su El eclipse. Aquí tenéis dos escenas. Una, en la que el espacio nos descubre los pensamientos y emociones del personaje.


Y otro, donde las palabras ocultan esas mismas emociones. 


En la actualidad tenemos a estos dos cineastas: Hamaguchi y Brac.

La opción de Brac es simple. Trabaja con actores en un taller y a partir de una idea sencilla, que repite en todas sus obras, según parece -verano, vacaciones, relaciones de pareja ocasionales- construye un juego de seducción que te recuerda a Rohmer, tanto en la forma como en el fondo. Esta escena de Contes de juillet es un buen ejemplo. Cuatro personajes, jóvenes, conociéndose un 14 de julio. Las miradas de seducción ocultan, en realidad, la incapacidad de comprender al otro.

      

Al final, la protagonista se queda sola, tras una discusión, y escucha por la radio los atentados ocurridos en Marsella. Un epílogo suaviza ese mal sabor de boca, dejando que la vida continúe su curso, pero ha sido suficiente para que descubramos, detrás de esa aparente superficie, conflictos más profundos. 

Eso también lo vemos en su última película, Al abordaje. 

Gusta de los finales felices o, al menos, de aquellos que no dejen a los protagonistas un daño irreparable. Es un aprendizaje, como suele ocurrir en este tipo de películas, pero Brac no llega o no quiere todavía profundizar en los mecanismos de incomprensión entre el hombre y la mujer, entre los seres humanos. Su planteamiento es ligero; eso no es óbice para que sus personajes sean creíbles y funcionen dentro de la estructura narrativa que el taller ha creado. 

Más maduro o más complejo es Hamaguchi. De sus primeras películas poco puedo decir. 

Hablaré de las tres últimas, las que han llegado a los festivales y le han convertido en un director de prestigio.

Happy hour es un título con retranca. No hay nada que haga pensar en esa "hora feliz", después de ver la película, a no ser aquellas horas que comparten las cuatro amigas protagonistas. Son cinco horas -esa es su duración- que no dejan indiferente ni aburren al espectador; más bien, al contrario, te atrapan y dejan ese poso sutil y subliminal, más allá de lo que se nos cuenta. 

Podríamos decir, resumiendo en unas líneas el argumento, que es la historia de cuatro amigas de la adolescencia que tienen su crisis de los cuarenta, lo que les hace replantearse todo el mundo que han construido hasta ese momento. 

Los momentos decisivos son, en primer lugar, un taller "entre el zen y el autoconocimiento" que se nos muestra en su integridad -minuto 30 a 55- y, después, la lectura de un relato corto ante un auditorio por parte de una escritora joven -desde las tres horas, 25 minutos a las tres horas 55-. A ambas situaciones les sigue un encuentro posterior en un restaurante que hace explotar las emociones que habían surgido con anterioridad, aunque fuera de manera inconsciente. Si el primero sirve para mostrar las debilidades de las protagonistas, que giran en torno a sus relaciones de pareja, la segunda les obligará a tomar una decisión y cambiar el rumbo a tres de ellas -la otra ya lo había hecho con anterioridad, y fue el desencadenante de la historia-. 

El estilo elegido -lo que distingue a un autor maduro de otro que no lo es- se puede observar en esta escena que pongo a continuación; la primera mujer, que ha decidido buscar refugio en una asociación, ya que su marido la acosa y se niega a divorciarse, -aunque no haya violencia, la posición de la mujer es más frágil-, se encuentra con el hijo de una de sus amigas que ha dejado embarazada a una compañera, la cual ha tomado la decisión de abortar. A continuación, el viaje en barco de esta, y en un corte la amiga, la madre del chico, como si fuera un sueño, despierta en su casa, escuchando el ruido del mismo barco.


Tres años después, en 2018 estrenó Asako I y II. En este caso elige a una única protagonista, Asako. En la primera escena que aquí pongo, conoce al que parece, a todas luces, un gran amor. Enamoramiento instantáneo. 


A los seis meses el chico desaparece. Dos años después conoce a otro de un gran parecido físico, pero muy diferente de carácter. Por supuesto, aunque estén juntos, ella no ha olvidado al primer chico que volverá a reaparecer. Y tendrá que elegir, claro. 

Bajo una historia, en apariencia convencional, se esconde un tratamiento diferente con personajes verosímiles y bien construidos, cuya evolución se nos hace perfectamente creíble. 

Para terminar su última película, Drive mi car, presentada en Cannes este año, aún sin estrenar, basado en un relato de Murakami. El coche se convierte en el elemento en el que los personajes desnudaran sus traumas y conflictos. El diálogo es esencial, como también el tratamiento del mundo interior de los personajes. Aquí tenemos, una detrás de otra, tres de las escenas. 

Hamaguchi habla de la incomunicación: ese es el tema principal, pero tal vez también estemos hablando de otros más: la presencia del pasado y de los muertos y su reflejo en lo que somos, la necesidad de compartir y de asumir los cambios, la inconsistencia de este mundo en el que vivimos. 








martes, 3 de agosto de 2021

DIRECTORAS DE CINE (y IV): 1991-2021

 


Entramos en una etapa muy diferente. Aunque siguen siendo minoría, las mujeres comenzaron en los años ochenta y noventa no sólo a asumir puestos de responsabilidad en el cine, sino también a tratar temas propios, cercanos, contemplados desde su propio punto de vista, sin censuras y con muchos más medios, en general. 

Hablamos ya de una generación que, a pesar de algunas limitaciones que nadie puede negar, ha encontrado más posibilidades que sus predecesoras para contar lo que ellas quieren. 

Esta no es más que una selección. Afortunadamente hay mucho donde elegir. Cada vez más. Y como ocurre con los hombres, hay de todo: genial o desastroso, atractivo o convencional, radical o acomodaticio. 

Hollywood:

Sally Potter. Orlando fue su obra más reivindicativa con la historia original de Virginia Woolf. 

Jane Campion. Mi preferida es una de sus primeras películas: Un ángel en mi mesa. Las que hizo después me gustan mucho menos. 

Kathryn Bigelow. En tierra hostil. Por mencionar una de ellas. Primera ganadora de un Óscar y excelente directora que domina el género de acción. 


Sofia Coppola. Las vírgenes suicidas. Irregular, pero con aciertos sorprendentes. Y grandes desastres. Empieza a parecerse a su padre. Lo cual no es malo, teniendo en cuenta que es Francis Ford Coppola.


Greta Gerwig. Como actriz la recuerdo en Frances Ha, dirigida por su pareja, Noah Baumbach.

Ladybird. Está empezando y su cine, si no se traiciona a sí misma, puede ser muy interesante. 


Mujercitas en el 2019. Después... Habrá que esperar. 

Cine independiente, más o menos:

Mia Hansen Love. Como Gretta Gerwei, es una actriz que se ha pasado al otro lado de la cámara; en este caso con un cine más psicológico. El edén. 


Como también ocurre en El porvenir. 

Lynne Ramsay. Los detalles construyen un cine muy complejo con personajes desarraigados. 


You never were here es su última obra. Me recuerda a Peckinpah y Scorsese. 


Kelly Reichardt. La primera vaca. Ternura trágica. 

Alice Rohwacher. Lázaro feliz.


Miranda July. No puedo evitar sentir una gran ternura por sus historias y personajes. El futuro y Tú, yo y todos los demás. 



Cheryl Dunye. Una muestra de cine radical, alternativo. 

Una de sus primeras películas fue The watermelon woman. Un falso documental sobre una directora y una actriz negra en los años treinta, lesbianas ambas. Resulta curiosa la coincidencia con la vida de una de las primeras directoras del Hollywood clásico. Combinada con una historia paralela en la actualidad, fresca, ligera, que nos recuerda a Clerks. 

Otras cinematografías: 

Lucrecia Martel. Directora argentina. La zona oscura de nosotros mismos. La ciénaga. 

Dorota kedzierzawska. Polonia. Un tratamiento visual diferente. De su primera etapa: Nada. De su última etapa: Time for die. 



Ghalya Lacroix. Tunez-Francia. Es curioso. Empezó como actriz interpretando a la protagonista de una película dirigida por una mujer, Moufida Ttatli. Los silencios del palacio. 

Guionista de Abdelatiff Kechiche. Me pregunto si acabará dirigiendo en algún momento. Dejo ahí esta posibilidad... 


Mati Diop. Francia-Senegal. Atlantics. Su primera película. Sugerente e inquietante. 

India. Mira Nair. Bastante conocida por la Boda del Monzón, con la que ganó el León de Oro. 


Japón 

Naomi Kawase. De larga trayectoria. Su última película, Madres verdaderas. 


Bulgaria. Mina Mileva y Vesela Kazakova. Tras varios documentales que revisaban la historia de su país y, amenazadas de muerte, llegaron a Inglaterra y allí han hecho una primera película de ficción en la que no han abandonado ni su talante social ni su estilo. 


España: Gracia Querejeta, Coixet, Iciar Bollaín. Las primeras películas de Carla Simón, Andrea Jaurrieta o Nelly Reguera, Elena Trapé -las últimas mencionadas proceden de la ESCAC, de donde están saliendo ideas muy frescas-.

Y para terminar, dos figuras relevantes, consolidadas hace tiempo y con un gran futuro y que, a su manera, siguen buscando nuevos caminos. 

Andrea Arnold. Fish Tank. 

Cumbres borrascosas en una versión nueva, visualmente te atrapa. 


La próxima, The cow. El punto de vista: dos vacas. 

No se puede decir que se conforme con lo de siempre.

Celine Sciamma. Nos abrió boca con Girlhood, mostrando a sus personajes en los barrios más difíciles de Francia.


Y por ahora ha cerrado con Retrato de una mujer en llamas. ¿Manifiesto feminista? ¿Interpretación de la Historia bajo una nueva perspectiva de género?

Las mujeres ya no miran a un espejo deformado por siglos y siglos de dominación masculina para poder reconocerse. Ahora son ellas mismas las que construyen su realidad con luces y sombras, mentiras y verdades, errores y aciertos. 

Han empezado a escribir su propia Historia. 






DIRECTORAS DE CINE (III): 1961-1991

 


Comenzamos en la Rusia Soviética. 

En un mundo de hombres destacaron dos de ellas. Es curioso -o quizá no lo sea tanto- que en el panorama comunista hubiera muchas directores de gran talento poco conocidas en Occidente. Y este desprecio no me sorprende tanto.

Sheptiko es, sin duda, una de ellas. Dos películas destacan de una gran filmografía. 

Alas nos habla de una funcionaria-profesora que vuelve una y otra vez a los recuerdos de su juventud cuando fue una gran aviadora. La idea del tiempo obsesivo y resbaladizo, como ya veremos en otras directoras de esta generación, es una constante. El viaje de una mujer al interior de sí misma. 

                         

Asas (Krylya, 1966) de Larisa Shepitko | Legendado em Português from Clássicos de Mulheres no Cinema on Vimeo.

Su gran obra es Ascent. Tiene uno de los finales más hermosos y terribles y poéticos de la historia del cine. Y no estoy exagerando.

Cuatro personas van a ser ejecutadas por los nazis en un pueblo como castigo y venganza. Nadie ha contado algo así como lo hizo Sheptiko. Ni siquiera Tarkovski. Solo podemos mirar y emocionarnos... 

No hay nada más que decir.

Muratova logró trabajar hasta el siglo XXI. Era un verso libre. Experimentó desde el principio con todos los procedimientos técnicos. De una obra tan amplia habría que destacar la primera, Breves encuentros. Tiene uno de los flashbacks más originales de la historia del cine. Con una estructura caótica, desordenada, sorprendente. 


Minuto 32. Nadia ha llegado del campo; acompaña a Valentina a un piso de protección oficial. De repente vemos de espaldas a Nadia y se produce el salto temporal y espacial. Nadia ya no está allí, sino en una carretera y, a lo lejos, vemos a la ¡¡¡misma Nadia!!! caminando con otra mujer. En el mismo plano el presente y el pasado. 

En 1990 hizo El síndrome asténico. Surrealismo sin cortapisas. Locura sin excusas; un verdadero retrato de una sociedad en descomposición. 


Marta Meszaros construyó un cine muy cercano a sus vivencias. En Adoption se apoya en dos personajes femeninos complejos y contradictorios, independientes y que acaban acercándose a pesar de sus diferencias. 


En los años ochenta dirigió una especie de autobiografía en la que recuerda no sólo su propia vida sino la de la generación que sufrió la persecución estalinista y soviética, sin olvidar a sus propios padres, víctimas de esa persecución.


En Suecia destacó Mai Zetterling. En Las chicas el feminismo entra de manera nada sutil con tres actrices que interpretan la obra de Lisístrata. No dejó indiferente en su época. Es una gran bofetada a la idea tradicional sobre la mujer y su papel en la sociedad.                     

En Oriente hay dos nombres: la iraní Marua Nabili y la china C. Tang con su The arch. Es difícil encontrar sus películas y descubrirlas. 


En Occidente en los años sesenta y setenta empiezan cineastas radicales, conscientes de sus derechos y dispuestos a defenderlos. Es un feminismo militante. 
Ya hablé de Barbara Kopple y su magnífico documental Harlan County. Discurso político, realismo social y lirismo. 
 


Lizzie Borden -pseudónimo que tomó de una asesina del siglo XIX- en un falso documental llevó aún más lejos la toma de conciencia política en su Nacida en llamas. Radical sin matices. No caben las falsas equidistancias en un mundo injusto tanto para los que no tienen como, sobre todo, diría Lizzie, para las mujeres. La violencia es la única opción.


Alison De Vere recoge la tradición del surrealismo con el mundo de la animación. El resultado es Black dog.


Otra mujer que ha buscado temas cercanos a sus vivencias es Martha Coolidge. En Not a pretty picture su violación a manos de un compañero de clase; en Old fashion woman entrevista a su bisabuela. 
En este enlace hay algunas de sus películas en vimeo: COOLIDGE

España fue un desierto. Las primeras valientes del cine mudo no llegaron al sonoro. Y después, ya sabemos qué pasó: la guerra civil y tres décadas de franquismo. Sólo en los sesenta y setenta surgieron unos pocos nombres: Ana Mariscal con El camino, 


Josefina Molina, Cecilia Bartolome y.... Pilar Miró. 
Más conocida por su última etapa, es de destacar El crimen de Cuenca. Muy pocos se hubieran atrevido a hacerla. Le costó un juicio militar en plena Transición. 


Termino con dos grandes, aunque ¿hay alguna de las que he mencionado que no lo sean, de alguna manera? 
Akerman y Varda. Más conocida la directora francesa; sería interminable hacer un recorrido por su filmografía en el que se combinan el documental, la ficción, la experimentación. Cleo de 5 a 7, Sin techo ni ley, los espigadores y la espigadora... 
Elijo Daguerrotipes. Es una mirada a su barrio, a su calle, tierna y cercana. Como era ella...

                 

Daguerréotypes (Agnès Varda, 1976) from Juan C. Gargiulo on Vimeo.

Chantal Akerman. Otra enorme directora. Nadie como ella ha sido capaz de reflejar el tiempo con su cadencia descarnada, dura. El espacio y el tiempo que nos condenan... Las citas de Ana, Retrato de una joven en Bruselas, Del este, News from home, No home movie -su canto de cisne-. 

Me quedo con Jeanne Dielman. Fue la película que la situó entre las mejores. La que resume su estilo y su forma de ver el mundo. El final: un acto de violencia desesperado de una mujer sometida hasta ese momento a un vida sin sentido. Un estilo sobrio, descarnado, duro.

Las mujeres ya sabían qué querían. Y lo mostraban en sus películas. Abrieron el camino para las que vendrían en la siguiente generación, las que ahora triunfan en las salas de cine, en las plataformas. 



DIRECTORAS DE CINE (II): 1931-1961

 

No se puede empezar nada más que con Leni Riefenstahl. De todos es sabido que fue la mejor directora alemana, propagandista del régimen nazi. Y también que en sus dos documentales más conocidos, El triunfo de la voluntad y Olympia -también habría que incluir La victoria de la fe, censurado por Hitler porque aparecía el "traidor" de las SA, Ernest Rahm- 


innovó y aportó al cine posibilidades técnicas y visuales que abrieron camino a cineastas posteriores. 

Ambos documentales se pueden encontrar en internet con facilidad. Y vale la pena verlos, asumiendo que el mensaje que hay tras ellos no nos va a gustar. Pero su talento es indiscutible. 

Empecemos por el prólogo de Olympia, que a excepción de dos tomas es obra del director de fotografía, Willie Zielke. Leni le apartó e incluso no le incluyó en los títulos de crédito y negó a lo largo de su vida la autoría de Zielke, aunque papeles encontrados hace un par de años demuestran que las ideas del prólogo no fueron suyas, sino de Zielke, aunque el montaje sea de Leni. 


Otro ejemplo está en los saltos de trampolín. Parece que vuelan... 


¿Cómo lo hizo? Primero, teniendo todas las facilidades que le ofreció el régimen nazi: grúas, varias cámaras, tiempo y dinero. Después, el talento: uso de fundido, ritmo de montaje, elección de puntos de vista originales y atrevidos. 

En 1 hora 55 minutos la sombra del maratoniano, los brazos, el punto de vista del suelo desde los ojos del corredor...

                                    

1936 (NS): Olympia (Teil1) - Fest der Völker from Deutsche Geschichte on Vimeo.

Pongo también el Triunfo de la Voluntad. Es curioso que no esté completa en youtube, aunque se la pueda encontrar en vimeo y otras plataformas. ¿Vetada por el discurso de odio? La hipocresía de determinadas empresas que se enriquecen a costa de la muerte de millones de personas -estoy hablando del capitalismo- no me deja de sorprender. Como si la censura, sea la que sea, fuera a hacer desaparecer el discurso. Son los mismos que permiten que partidos de ultraderecha salgan en los medios, sin mover un dedo. En fin... Aquí lo pongo porque estoy hablando de talento artístico, aunque no me guste lo que vea, tengo la suficiente capacidad crítica para distinguir el contenido de la forma... 

                                  

1935 - El triunfo de la voluntad (Leni Riefenstahl) from Historia virtual del Holocausto on Vimeo.

Hubo muchas más mujeres, está claro, aunque Leni sea la más conocida por sus aportaciones. Mencionaré a unas cuantas.

Como curiosidad y contraste mencionaré a Wanda Jakubowska, otra gran desconocida. Sobrevivió a los campos de concentración y en 1948 rodó en Auschwitz The last stage narrando sus experiencias. Tal vez fue el primer film que trató este tema en una película de ficción. Siguió dirigiendo hasta los años ochenta. 

En Hollywood destacaron Ida Lupino y Dorothy Arzner. 

Arzner dirigió veinte películas en los años treinta. Comedias, sobre todo. Y lo hizo con solvencia. La única mujer en un Hollywood machista y que cerraba las puertas a las mujeres en puestos de poder. Eso ya merece un respeto... Curiosidad: era lesbiana y mantuvo una relación de más de cuarenta años con otra mujer, que todo el mundo conocía. Eso sí, no pudo contarlo en una película. Habría que esperar varias décadas para que eso fuera posible... 


Ida Lupino es más conocida como actriz. Pero pocos saben que decidió crear una productora para poder dirigir sus propias películas. En el cine hizo muy pocas; finalmente, se dedicó a la televisión. 
Entre ellas está una sobre la violación, Outrage. El punto de vista es diferente al habitual; quizá por primera vez vemos lo que una violación supone para una mujer visto desde la perspectiva de otra mujer. 



Solo volveremos a ver esa sensibilidad al tratar este tema en otra película posterior, dirigida por un director de teatro, Something wild de Jack Garfein. 



En Not wanted el tema es la maternidad no deseada y sus consecuencias. Maravilloso el final; una persecución, rodada de una manera, que solo veremos en el cine posterior. 


No olvido a Tanaka. Le dediqué una entrada en mayo.
Ya comenté que Pechos eternos es su película más redonda con escenas de gran calidad y con un ritmo narrativo preciso y sobrio. Y la evolución de un personaje creíble con sus luces y sus sombras, de una fortaleza asombrosa. 


Es difícil elegir. En el minuto 15 cómo cuenta la forma en que la protagonista se da cuenta de que su marido la engaña. En el minuto 34 la despedida de dos personas que se quieren y admiran. En el minuto 55 y 56 el ansia de vivir, el amor a la vida. También lo encontramos entre el 1:32:00 a 1:35:00; el deseo que intenta vencer a la muerte. En el 1:25:00 la visión terrible de la propia muerte. Y el final, una rima delicada. 
Elijo también el final de su última película, Amor bajo el crucifijo. El último plano que rodó es una mujer caminando con dignidad a su muerte en una película cuidada y elegante. 


Termino con el cine experimental. Maya Deren es una directora inclasificable. Completamente desconocida, tenía una imaginación deslumbrante. Rompe con todos los modelos. Surrealismo y experimentación en grado máximo.



Cine puro.






DIRECTORAS DE CINE (I): CINE MUDO, 1896-1931

 


Hasta las últimas décadas, como en muchos ámbitos, las mujeres que dirigieron una película eran una minoría. Un documental de catorce horas dirigido por Mark Cousins, Women make films, nos descubre a muchas de ellas.


Alice Guy es considerada la primera mujer que dirigió una película. Como los hombres, abrió el camino de una nueva forma de expresión, descubriendo sus posibilidades, arriesgando su dinero y libre, sin la presión de los grandes estudios que excluirían de manera sistemática a las mujeres en puestos de responsabilidad. 

Incluso se considera que ella hizo la primera película de ficción, El hada de los repollos en 1896, en cuanto los Lumière pusieron a disposición de todos el nuevo invento. Trabajaría, tocando todos los géneros, hasta los años veinte. 


Así que Alice Guy precede a los Mèlies o Segundo de Chomón.

Detener el tiempo, que las hojas no caigan de los árboles, que mi hermana vuelva a estar bien... Minuto cuatro a siete.



Lois Weber trabajó en la productora de Alice Guy y, al volver a Estados Unidos, comenzó a dirigir películas con su marido. Fue la primera directora en rodar un largometraje en 1914, El mercader de Venecia. Se interesó por temas como la pobreza, la marginación, la diferencia de clases o la anticoncepción y el aborto. Hasta los años veinte tuvo bastante éxito. El primer desnudo femenino es suyo en Hipócritas. 



La primera directora de animación es Lotte Reiniger. Al ver Cinderella, 1922, es difícil no pensar en el Walt Disney de Fantasía, dos décadas más tarde. 


El surrealismo entra por la puerta grande en el cine en los años veinte. Todos conocemos a Dalí y Buñuel, pero Germaine Dulac también experimentó con las posibilidades que la imagen ofrecía para reflejar nuestros sueños y pesadillas, sin obviar una fuerte y valiente crítica social. 


Olga Preobazhenskaya fue la primera directora soviética. 



Como Esfir Shub y otras más, -vease Directoras cine mudo ruso la propaganda era esencial. 



La llegada del cine sonoro y el papel de las grandes productoras no facilitó la entrada de la mujer en puestos de responsabilidad dentro de la industria. No sería hasta los años sesenta y setenta cuando empezarían a abrirse paso. Aún así encontraremos algunos nombres en este periodo, entre 1931 y 1961, a lo largo de esos cuarenta años. Les dedicaré la próxima entrada.