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sábado, 8 de diciembre de 2018
REALIDAD Y FICCIÓN
Realidad: Dinamarca planea enviar a número de inmigrantes indeterminado a una isla desierta. La ultraderecha crece en el mundo. El capitalismo es el gran vencedor de todas las batallas. Vivimos en burbujas de opinión, más o menos dirigidas, encerrados, ajenos a los demás...
Estoy escribiendo una novela; llevo unas ochenta páginas. Mira al pasado, al pasado de mi familia materna, a mi propio pasado, al de este país. Me está costando terminarla; ni siquiera sé si lograré que alguien la lea, algún día. No me ayuda, no me anima pensar en esta posibilidad, pero eso es otra historia...
Hay otra en el tintero desde hace un par de años. Mira al futuro. Es ciencia ficción. Tengo un esquema básico con personajes, situaciones, desarrollos argumentales, dos finales alternativos. Algunas páginas, muy deslavazadas. Me cuesta ponerme a escribirla. No sé si alguna vez lo conseguiré.
Lo que sí sé es cómo quería empezarla.
Capítulo primero.
En medio de una gran crisis económica miles, millones de inmigrantes son trasladados a islas en medio del Mediterráneo, del Pacífico o del Atlántico; sobre todo, a campos de concentración. Oficialmente trabajan en fábricas cuyos productos llegan a los países ricos, productos que son vendidos a precios "razonables". Eso es lo que les dicen a los inmigrantes, cuando llegan a las islas. Eso es lo que dicen a sus ciudadanos los medios y los políticos, los empresarios, cuando justifican estas medidas.
La realidad es otra: la mayoría de los inmigrantes -mujeres, niños, ancianos- son eliminados e incinerados a las pocas horas de entrar. En los continentes hay quien lo sabe y no le importa o lo justifica; y hay quien prefiere no saberlo. También hay quien se rebela...
Me pregunto si, en el fondo, ya se está escribiendo esta historia. Ya la estamos escribiendo...
lunes, 10 de febrero de 2014
PULCHRUM NON EST/PULCHRUM EST (II) o EL NÚMERO 15
PULCHRUM NON EST
15 no fueron expulsados; murieron...
ONG denuncian la devolución de inmigrantes que llegaron a Ceuta, la Guardia Civil dice que es "legal"
PULCHRUM EST
Con 15 años...en Sochi puede ganar el oro.
jueves, 28 de julio de 2011
TAMBIÉN NOSOTROS SOMOS CULPABLES

El ser humano tiene la necesidad de buscar chivos expiatorios. Los necesita para que la especie o la comunidad sobreviva. Un tal Breivik, un noruego, un ultraderechista psicópata, un terrorista, nos puede servir para pensar que somos inocentes.
No lo somos.
No somos inocentes de que en Europa aprovechando la crisis económica las políticas más conservadoras se impongan, de que la gente apoye más y más a la ultraderecha, de que el racismo -nadie se atreve a llamarse así, pero se comportan como tal; ¿no es racismo poner trabas a los rumanos cuando con las vacas gordas les dejábamos venir sin problemas, perseguir a inmigrantes y acusarles de ser delincuentes como ocurre en Lavapiés?- se extienda entre nosotros, de que cada uno vaya a lo suyo y permita los recortes en beneficio de unos pocos -como ya dicen para justificar los recortes en sanidad o en educación: "lo hacemos -nos cargamos miles de puestos de trabajo, eliminamos tutorías, clases de apoyo, medios, privatizamos la sanidad y la educación- para salvar la calidad... vease
Una noticia de hace meses -hay miles de niños y mujeres que mueren en el cuerno de África- sigue sin ser noticia. Ahora que es verano tiene la oportunidad de entrar en nuestras casas un ratito... ¡qué pena, pobrecitos! Nuestros políticos -ahora sí nos representan- los esquilman, los explotan en nuestro beneficio y luego, hipócritas, sentimos su muerte. ¿A quién le importa lo que pasa en Siria? ¿Y en Libia, en Irak o en Afganistán no intervenimos porque hay petróleo buscando otro chivo expiatorio en Gadafi o cualquier otro dictador apoyando a rebeldes corruptos, pero que nos bailan el agua? En unos días los habremos olvidado y seguiremos disfrutando de los beneficios que nos proporcionan a pesar de la crisis, mientras ellos mueren o intentan llegar a una Europa que ya no los quiere, si no es lejos y con cordón sanitario.
Nosotros no apretamos el gatillo, pero somos tan culpables como el tal Breivik. No busquemos chivos expiatorios; también somos asesinos, pero preferimos que otros aprieten el gatillo...
No lo somos.
No somos inocentes de que en Europa aprovechando la crisis económica las políticas más conservadoras se impongan, de que la gente apoye más y más a la ultraderecha, de que el racismo -nadie se atreve a llamarse así, pero se comportan como tal; ¿no es racismo poner trabas a los rumanos cuando con las vacas gordas les dejábamos venir sin problemas, perseguir a inmigrantes y acusarles de ser delincuentes como ocurre en Lavapiés?- se extienda entre nosotros, de que cada uno vaya a lo suyo y permita los recortes en beneficio de unos pocos -como ya dicen para justificar los recortes en sanidad o en educación: "lo hacemos -nos cargamos miles de puestos de trabajo, eliminamos tutorías, clases de apoyo, medios, privatizamos la sanidad y la educación- para salvar la calidad... vease
Una noticia de hace meses -hay miles de niños y mujeres que mueren en el cuerno de África- sigue sin ser noticia. Ahora que es verano tiene la oportunidad de entrar en nuestras casas un ratito... ¡qué pena, pobrecitos! Nuestros políticos -ahora sí nos representan- los esquilman, los explotan en nuestro beneficio y luego, hipócritas, sentimos su muerte. ¿A quién le importa lo que pasa en Siria? ¿Y en Libia, en Irak o en Afganistán no intervenimos porque hay petróleo buscando otro chivo expiatorio en Gadafi o cualquier otro dictador apoyando a rebeldes corruptos, pero que nos bailan el agua? En unos días los habremos olvidado y seguiremos disfrutando de los beneficios que nos proporcionan a pesar de la crisis, mientras ellos mueren o intentan llegar a una Europa que ya no los quiere, si no es lejos y con cordón sanitario.
Nosotros no apretamos el gatillo, pero somos tan culpables como el tal Breivik. No busquemos chivos expiatorios; también somos asesinos, pero preferimos que otros aprieten el gatillo...
También nosotros somos culpables...
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