domingo, 27 de noviembre de 2011

EL FADO, EL LATÍN Y EL GRIEGO: PATRIMONIO INMATERIAL DE LA HUMANIDAD

Este fin de semana el fado ha sido declarado patrimonio inmaterial de la humanidad.

Fado viene del latín fatum: destino, hado. Es el canto apropiado de la nostalgia, la melancolía, la tristeza de lo que se ha perdido o de lo que se ha de perder. Nacido entre las clases humildes con influencia de las modinhas brasileñas en la misma época que el tango, aunque en contextos diferentes. Muchos son los nombres que nos vienen a la cabeza: la gran Amalia Rodrigues, Dulce Pontes, y últimamente, Mariza, Ana Moura, Madredeus, Cristina Branco...


Aquí tenéis un ejemplo de fado cantado por Amina Alaoui. ¿Un fado en árabe? Sí, es posible; para la cultura, para la música no hay fronteras...
En este disco, Arco Iris, encontramos el laúd andalusí, la guitarra flamenca y el mandolín fadista con tres idiomas: el español, el árabe y el portugués.



A los amantes de la buena música nos sorprende que hayamos tenido que esperar al 2011 para que el fado obtenga ese "premio".
El latín y el griego aún no lo tienen. Así que desde Italia han decidido impulsar una campaña en esa dirección. Nos unimos a ella. A la izquierda he puesto el manifiesto en varias lenguas, entre ellas el latín y el griego.
El enlace para firmar la petición es:

http://www.vivariumnovum.net/unesco


Y termino con otro fado de Cristina Branco, en homenaje a todas las lenguas y músicas que nos permiten comunicarnos, "vivas", mientras nosotros lo estemos.






lunes, 7 de noviembre de 2011

LA VERDAD

En un juzgado iraní una pareja se va a divorciar. Una mujer y un hombre hablan a la cámara y nos cuentan porqué quieren separarse. Este el punto de partida de una de las mejores películas que he visto en bastante tiempo: Nader y Simín, una separación de Asghar Farhadi




Lo tiene todo: personajes complejos, una historia sencilla que va enmarañándose a medida que avanza el metraje, un buen guión, unos excelentes actores y una dirección medida y cuidada con realismo, fuerza e intensidad dramática. No hay buenos ni malos; hay seres humanos que mienten y dicen la verdad, que se hacen daño, aunque se quieran, que toman decisiones equivocadas...forzados muchas veces por una situación que les sobrepasa.

El cine iraní tiene problemas; el gobierno actual ha decidido perseguirles y quien quiere dirigir con libertad tiene que hacerlo desde el extranjero. Y aún así, es capaz de mostrarnos una parte de la realidad sin grandes medios, con algo básico: buenos actores y una buena historia.

No son los únicos.

También está los Dardenne, unos hermanos cineastas belgas, que desde hace años nos muestran las contradicciones de un sistema, el capitalista que deja a una parte cada vez mayor de la sociedad fuera, sin opciones, desarragaidos... Yo los conocí con "La promesa". Luego vinieron "El hijo", "Rosetta", "El silencio de Lorna"...

Rosetta es una película durísima. De una mujer sin estudios, abandonada por el sistema que decide putear a quien le quiere, a quien le ofrece oportunidades, porque su vida es una putada. El final es terrible y, al mismo tiempo, esperanzador, porque por primera vez en toda la película, Rosetta es capaz de llorar...







Su nueva película "El chico de la bicicleta" es algo más optimista, deja una puerta abierta a la esperanza. El mundo es seco, duro, podríamos pensar, pero a veces puede haber algo de dulzura...






Estas historias son un puñetazo en la cara. Evadirse está bien, pero también es necesario el cine comprometido. Necesitamos la verdad... si queremos vivir con dignidad.