martes, 19 de enero de 2010

EL MIEDO

LA CINTA BLANCA DE MIKAEL HANEKE

Haneke es un director frío, seco; no deja lugar para la esperanza.

Su mundo es cruel y despiadado; no hay salida.

El miedo construye a sus personajes, los aisla, los convierte en marionetas de su pasado.

En la iglesia, en la plaza, en el colegio, educación, respeto, buenas maneras.
En el interior de las casas no hay amor, ni ternura, ni generosidad...

Mentiras sobre mentiras... ¿No es lo que hacemos todos? Mentimos a los demás y nos mentimos. Inventamos excusas para no afrontar con valentía lo que debemos hacer. Ocultamos lo que sentimos y no decimos lo que pensamos hasta que es demasiado tarde... Vivimos en el reino de los malentendidos...

A veces lo podrido sale a la luz. La violencia estalla. El miedo se refleja en la cara desfigurada de un niño torturado...

Sí, hay una pareja de enamorados también; ¡son tan ingenuos! La ternura nos abre una puerta; es como una flor en el lodazal. El arado no puede cortarla; ni siquiera el miedo puede corromperla...

El miedo.

Voy a decir lo que deberían decir los personajes de Haneke si tuvieran el valor de decirlo. Voy a gritarlo:

"¡¡¡ESTOY HASTA LOS COJONES DE TENER MIEDO!!!

martes, 12 de enero de 2010

HA MUERTO ERIC ROHMER


"Muchas veces hay que perder para darse cuenta de las cosas"
(Guardiola, entrenador del F.C.Barcelona)

Me apetece recordar a Eric Rohmer,...

Pocos han hablado tan bien del amor. Del amor real; no del amor adolescente, estúpido, condenado a fracasar en medio de una realidad egoísta en la que cada uno va a lo suyo. Un amor práctico, el de la vida cotidiana; el amor maduro, ¡qué cojones!

Sus diálogos eran frescos, inteligentes...
Sus personajes femeninos se contradicen: no saben lo que quieren y lo saben perfectamente; ven lo que no quieren y no ven lo que quieren; les das caña y se enternecen contigo, eres amable con ellas y acaban despreciándote; tantas veces te dicen que quieren algo y, en realidad, desean lo contrario; son románticas, pero viven el día a día sin que les suponga ningún problema; se protegen con un caparazón de medias verdades para no tomar decisiones que, tarde o temprano, tendrán que tomar; dan vueltas y vueltas a los laberintos que ellas mismas han construido para retornar, al final, al mismo punto de partida.
Y, aún así, son maravillosas y encantadoras. Acabas queriéndolas, aunque nunca llegarás a comprenderlas.
Sí, Rohmer conocía jodidamente bien a las mujeres...

Sus películas eran juegos, divertimentos serios que decían mucho más de lo que aparentaban. Disfrutabas de sus sutilezas, su ironía, su inteligencia en un mundo como el nuestro en el que sólo cabe humor grueso, pedantería o cobardía.

Sencillo, simple.

Ha muerto un sabio.

¡Habrá que joderse!