viernes, 27 de enero de 2012

UN POCO DE HISTORIA: LAS VÍCTIMAS DEL SEÑOR FRAGA

George Santayana, filosófo, novelista y poeta español escribió en una de sus obras: "Aquellos que no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo".

Esta entrada no es un homenaje al Sr. Fraga, recientemente fallecido. Murió. Descanse en paz y respeto a sus familiares y amigos. Y punto. Voy a dedicárselo a algunas víctimas del franquismo y postfranquismo, víctimas a las que el Sr. Fraga nunca pidió perdón como a tantas otras víctimas. La gente prefiere olvidar. Preferimos olvidar. Es un error.
Si el Sr. Fraga tiene el nombre de una calle en Vigo y en Madrid en los próximos meses, deberíamos saber que no fue sólo un político que supo adaptarse a los nuevos tiempos y medrar en la democracia que tenemos. Fue también responsable de varias muertes por las que nunca pidió perdón ni disculpas. Vamos a recordarles con cinco canciones... cinco artistas que nos permiten recuperar la memoria con letras muy hermosas. La primera se llamaba Julián Grimau. Su delito: ser del PCE. Fue fusilado en 1963. Fraga lo llamó "ese caballerete" después de condenarlo a muerte con otros ministros de Franco. La responsabilidad fue compartida, pero firmó esa condena a muerte y esa responsabilidad no se diluye. Violeta Parra dedicó a Julián Grimau una canción.


La segunda fue Enrique Ruano. Su delito: repartir propaganda de CCOO, un sindicato ilegal por entonces... en el año 1969. Le detuvieron y en circunstancias muy extrañas acabó volando por la ventana y estampado en el suelo, desangrado. Nadie fue condenado nunca por estos hechos. Eso sí, como ministro de propaganda en ese momento, preparó toda una campaña para ocultarlo todo y convertir un asesinato en un suicidio.


No se puede considerar responsabilidad del Sr. Fraga las muertes de Puig Antich en 1974 o las últimas ejecuciones del franquismo en 1975 de dos miembros de ETA (Txiki y Otaegui) y tres del FRAP (José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena). Él estaba entonces en Londres; pero sí es responsable de lo que dijo cuando Puig Antich fue fusilado y le preguntaron qué legitimidad tenía el régimen: "la legitimidad de las metralletas". 
La canción A Margalida, el nombre de la pareja de Puig Antich. Su delito: estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. La manipulación de pruebas fue escandalosa... La canción de Joan Isacc, maravillosa.
Su letra traducida al castellano:
"Te fuiste no sé dónde, ni las cumbres ni las aves saben ya de tus pasos, volaste sin decir nada dejándonos nada más el canto de tu risa. No sé dónde estás, Margarita, mas si este canto te llega, tómalo como un beso, grita el nombre de tu amante: bandera negra en el corazón. Puede ser que no sepas que su cuerpo a menudo nos crece en las venas al leer su gesto, escrito en las paredes que lloran la historia. Y con esta canción renazca su grito por campos, mares y bosques y que sea su nombre, como la sombra, fiel, que es
nuestra a todas horas".



Ni siquiera un año después que los del FRAP o los de ETA fueran terroristas, y en algún caso con pruebas falseadas como uno de los acusados del FRAP, -nunca se han disculpado por eso con los familiares-, en juicios militares sin posibilidad de una defensa justa y equánime, justificaría la pena de muerte. Existe la canción Al alba. Afortunadamente.




Y finalmente, las últimas víctimas. Siendo ministro de gobernación la policía mató a cinco trabajadores e hirió a 150. Por supuesto, la culpa fue de los trabajadores que protestaban... Luis Llach les dedicó esta canción.



Alguien podría preguntar... ¿qué nos importa? Eso es historia, agua pasada. ¡Qué más da! Alguien debería decirle al que nos hace esas preguntas que el que olvida su historia y el que la manipula y la tergiversa como han hecho estas semanas los medios de comunicación y los políticos que nos gobiernan, está condenado a repetirla. No es gracias a Fraga por lo que tenemos democracia.

Es gracias a ellos.
No los olvidemos. No los olvidemos nunca.



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