martes, 5 de agosto de 2025

EL CUARTETO DE ALEJANDRÍA

 


Estamos ante una obra tan compleja y redonda que sería imposible poder abarcarla en la entrada de un blog. Es tan inútil hacerlo como la única versión cinematográfica de la primera parte de esta tetralogía, Justine, torpe tentativa, vulgar y desmañada.


No sé si una serie de televisión le haría justicia. Debería captar algo que tal vez solo la literatura puede, si acaso, insinuar. 

¿Cuál es el hilo conductor de estas cuatro novelas de Lawrence Durrell, Justine, Balthazar, Mountolive, Clea? 

No está en sus elegantes y bellas descripciones ni en el cuidado desarrollo de sus personajes. Tampoco en el primer narrador, Darley, un escritor en ciernes, que ofrece un punto de vista alterado a lo largo de la narración. Otras miradas se irán añadiendo, corrigiendo la impresión inicial, confundiéndonos, a la manera de un palimpsesto. 

¿Está en Alejandría, una ciudad construida a capas, estratos, griega y árabe, copta y judía, sensual y asceta, fanática, violenta, esceptica, ciudad de Cirilo e Hipatia, ciudad de Alejandro y Cleopatra, la del desierto y el mar? ¿Está en el amor o el sexo, fingido o real, confuso y contradictorio, que sus personajes buscan en las calles de la medina, en sus habitaciones, en sus camas? ¿O está en el arte, en esa necesidad de mantener el recuerdo de lo vivido, incapaz de alcanzar la verdad de los hechos, porque "la verdad, no hay nada que con el tiempo se contradiga más" o "¿quién puede atreverse a soñar que ha cazado la imagen fugitiva de la verdad en toda su aterradora multiplicidad?". Los personajes recitan los fragmentos de Cavafis en griego como los muecines desde los minaretes su oración, intentando dar sentido al mundo.

Sí, no nos engañemos, es el tiempo, la memoria, la que cohesiona lo desordenado, deslavazado, impreciso, oscuro, indefinido, irreal para darle una pátina de antigüedad, elegante y digna. Y sus personajes y no solo los que dan nombre a los libros, sino también aquellos que los acompañan en su madurez, en su locura, en su muerte: Nessim, Pursewarden, Pombal, Amaril, Leila, Liza, Scobie, Naruz...

"¿No depende todo de nuestra manera de interpretar el silencio que nos rodea?"

¿No depende todo de nuestra manera de aceptar la soledad? 

Personajes conscientes, anhelantes de ese deseo de eternidad que nunca podremos alcanzar. 





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