domingo, 26 de enero de 2025

BANDA SONORA PARA UN GOLPE DE ESTADO


Entre los nominados al Oscar este año en la categoría de documental encontramos reportajes televisivos sobre la guerra de Ucrania o Palestina, el abuso infantil, las agresiones sexuales: propaganda hueca al servicio de intereses, los mismos que patrocinan esas guerras o estos temas; palabras vacías que entonan bien con el discurso oficial, el que asumimos todos los días, el que aceptamos para no ser apartados; mentiras que nos contamos a nosotros mismos. 

Banda sonora para un golpe de estado es otra cosa. Es un manual de cómo dar un golpe de estado. 


Construye un relato en el que aparecen el colonialismo, los derechos de la población negra de EEUU, la explotación sistemática de los recursos de todo un continente, África; los intereses económicos de las grandes potencias durante la guerra fría, la corrupción de las élites indígenas, la hipocresía de Occidente y de sus representantes y de sus democracias y de una ONU inoperante y cómplice. 

¿No nos suena? El asesinato de Lumumba sucedió en el año 1961. Y vuelve a ocurrir una y otra vez. En África, en Latinoamerica, en Asia, en Europa Oriental. Los rituales son los mismos; podemos ver, si nos fijamos un poco, ahora mismo los hilos de los títeres entre las bambalinas. 

La base sonora es el jazz, instrumento de propaganda, elemento de distracción; como puede ser la televisión o la boda de Balduino y Fabiola o el deporte. O el mundo virtual. Panem et circenses. Dinero -litio, petróleo, gas, cobre, uranio- y espectáculo y representación. Y sangre. ¡Ay, qué importante es mover los hilos y controlar la información! Y distraer al ciudadano para que no moleste. 

Sí, este documental es otra cosa.
Es contar la verdad de manera rigurosa y fiel. Es cine documental serio, valiente, original, atrevido, comprometido, veraz, contundente. Es historia y presente. 

No lo vean. Descubrirán que vivimos en una gran mentira. 


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