sábado, 15 de febrero de 2025

HAN KANG: ACTOS HUMANOS



Tras leer Actos Humanos me vienen a la cabeza sus opuestos: los que simplifican la realidad o la banalizan para alcanzar ventas, beneficios o para manipular y levantar y construir a su alrededor una propaganda y un discurso que crea esclavos y estúpidos, porque los ciudadanos libres son peligrosos e incómodos.

La virgen roja o La infiltrada serian dos buenos ejemplos en cine. Ganan premios, tienen la protección de los medios, la crítica, pero son cáscaras vacías. Pretenden ser obras de arte o, a veces, justifican que tienen cierto valor intelectual, cuando no son más que instrumentos del poder o de ciertos intereses políticos o pecuniarios. Hay escritores y escritoras, con grandes éxitos a sus espaldas, que tomaron ese camino hace mucho tiempo. Pienso en Santiago Posteguillo o Fernando Aramburu. 

Encuentras estereotipos en lugar de personajes complejos, tendrás simplismo y adopción de modas - caben todos los ismos que a uno le vengan a la cabeza- cuando buscas una visión amplia y profunda de los acontecimientos, verás cierta cobardía intelectual disfrazada de intimismo en vez de una crítica social y política valiente y comprometida.

Esto último lo ofrece con creces una obra como la de la Nobel Han Kang. 

No necesita como otros escribir libros inmensos que no acaban nunca o dejas a medias, decepcionado o aburrido. Le bastan unas pocas páginas para llegar mucho más lejos, para emocionar y, al mismo tiempo, mostrar la realidad, con lirismo, con elegancia, con dureza: arte político en el sentido más amplio del término. 

Hay obras y autores sobrevalorados que no superarán el paso del tiempo. Otros permanecerán, influirán más y dejarán un poso en generaciones.

Tal vez lo preocupante es que al final la banalidad del Arte, un gemelo de la banalidad del Mal, nos aleje del mundo, nos convierta en prisioneros de la Caverna. 

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