martes, 26 de diciembre de 2023

FINALES DE CINE (V) NUESTROS PADRES: MATAR A UN RUISEÑOR DE ROBERT MULLIGAN


Mi padre. 

Nunca le dije, al menos en los últimos años, que le quería. Bueno, sí, se lo dije una vez, cuando se encontraba en coma inducido, un par de años antes de morir. Y otra, tal vez, cuando le di un beso en la frente. Esa fue la última vez que le vi vivo. 

Matar a un ruiseñor me recuerda a mi padre. Para mí Atticus Finch fue el padre que nunca tuve. Me hubiera gustado un padre así: valiente, firme en sus ideas y convicciones, tierno, comprensivo, inteligente. Un hombre ideal, un padre casi perfecto. 

No, no tuve un padre así. Tenía miedo y heredamos su miedo. 

No nos dejó solo eso; soy injusto con él. Es cierto que también nos quiso. Fue imperfecto, como lo son todos los padres. ¿No es así?

El final de Matar a un ruiseñor, por tanto, me emociona, porque es una hija recordando a su padre: su amor, su ternura... 

"... En el futuro habría de pensar muchas veces en aquellos días... En Jem, En Titti, en Boo Radley, en Tom Robinson... Y en Atticus... Él se quedaría toda la noche en el cuarto de Jem y allí estaría aún cuando Jem despertase a la mañana siguiente... "

El que recibí, quizá, cuando fui un niño... 

El que no supimos darnos, cuando me hice mayor...

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