Si uno se quedara solo con la entrada anterior se le pasaría por la cabeza una idea: al género humano ningún ser vivo le echaría de menos, si desapareciera, Bueno, sí, un poco los gatitos... Los perros, sin duda. Algunos otros, como los caballos o los burros... Poco más. Y lo tendríamos merecido.
Pero también es cierto que el ser humano es capaz de actos maravillosos. Imagino que así somos, grandes contradicciones vivientes.
Uno de los finales más hermosos de la historia del cine es del Senderos de gloria. Una película antimilitarista, que, por sí misma, es una obra maestra. Fue censurada en Francia hasta los años setenta; decía cosas que no gustaban o irritaban por el país de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.
El epílogo es un respiro, una bolsa de aire, una esperanza.
Unos soldados franceses de a pie, los mismos que morirán en unas semanas, en unos meses en el campo de batalla, se encuentran en una taberna. Borrachos, quieren diversión. Y la van a tener. A falta de profesionales, prostitutas o cabareteras, el propietario -o el director de un teatrillo- les ha traído una chica alemana, atrapada, seguramente, en medio del conflicto. Es el símbolo de la inocencia.
Esos hombres, seguramente, muchos de ellos, si se la hubieran encontrado en un pueblo conquistado o en medio de la batalla, la violarían, la matarían, sin dudarlo. Todos piensan en el sexo, al verla. Ella está incómoda; es probable que, si la cosa no va bien, el propietario se deshaga de ella. Sin embargo, cuando empieza a cantar, todo cambia. Vale la pena ver la escena entera.
Nadie entiende la letra de la canción. No importa. La música los ha transformado. Los hombres ya no son unos salvajes. Lloran, recuerdan a sus esposas, a sus hijas, a sus madres. El hogar, que tal vez nunca volverán a ver. Esa chica alemana ya no es un objeto al que deban odiar o humillar. Es otro ser humano. Y tararean junto a ella...
Si hubiera un Dios o una raza superior de alienígenas, decidieran acabar con nosotros y debiéramos darles alguna razón para que no nos eliminaran, tal vez podríamos presentar una escena como esta.
Por si se da el caso...
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