Hong Sang Soo es un director que, bajo una apariencia sencilla, simple, cotidiana, oculta otras capas más profundas. Mañana se estrenará su última película, En lo alto.
Largas conversaciones en las que los personajes beben, comen y nos muestran sus debilidades y obsesiones. Y lo hacen sin que nos demos cuenta.
Hong Sang Soo habla del tiempo, sutilmente, con elegancia; sus elipsis -algunas, incluso, son ¡en el mismo plano!- tienen el sello de años y años de trabajo.
Como suele hacer una, dos y hasta tres películas al año, con muy poco presupuesto y con los mismos actores, es difícil hacer aquí una selección de sus películas. Todas parecen la misma; pero no lo son.
Hay quien recuerda En la playa, sola, de noche. O Ahora, sí, antes, no.
En las que la idea del tiempo paralelo, cíclico, se encuentra, de manera espontánea y nada artificiosa, con las segundas oportunidades. Me gustan sus personajes femeninos y cómo las actrices les dan un toque melancólico y, al mismo tiempo, moderno y con carácter. Como sucede también en La mujer que escapó o In front of your face o cómo despedirse, antes de dejar la escena -y no solo literalmente-.
Los hombres, sobre todo, los maduros, podrían ser un trasunto del mismo director, mirando al pasado con nostalgia, viviendo el presente intensamente, dubitativos ante un futuro incómodo.
La sencillez. Es una de sus grandes cualidades. Ya se sabe, para ser sencillo, hay que trabajar mucho. Y la simplicidad es el arte al que todos deberíamos tender.
Si el tiempo es circular -empieza con una idea y acaba con la misma-, el espacio también lo es. Sin embargo, sabemos que, aunque los espacios parezcan los mismos, los personajes han cambiado. Los acontecimientos los han transformado y, de alguna manera, el espacio junto a ellos.
Tengo la sensación de estar utilizando demasiadas palabras para contar el talento de Hong Sang Soo y el de sus películas. Hay que verlas, sin más, y disfrutar de su sencillez. Y dejarán un poso. Siempre lo dejan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario