viernes, 10 de agosto de 2012
LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
Hay una película de Jean Renoir, Esta tierra es mía, que me viene al pelo para tratar muchos temas.
Un coronel alemán nazi culto y cínico -un personaje, un malo excelente- debe descubrir al cerebro de una revista clandestina llamada Libertad. En el editorial aparece una frase, una traducción de Tácito: "sólo habéis dejado desierto y lo llamáis paz".
Por supuesto Tácito lo pone en boca de un germano contra la ocupación romana, aunque ahora Renoir se esté refiriendo a la ocupación nazi de Francia.
Gracias a ese detalle, el coronel -un hombre mucho más letrado que cualquier jerarca nazi y de los que se nutrió gran parte de los altos mandos del ejercito alemán- descubre que sólo puede haberlo escrito un hombre, un tal profesor Sorel.
Y será su muerte tras muchos quiebros en el guión lo que haga que el protagonista descubra un valor que hasta entonces no había tenido. El que haga que pronuncie uno de los discursos más emotivos del cine...
Un discurso que podríamos pronunciar ahora mismo. Sólo hay que cambiar nazis por banqueros, políticos, grandes medios de comunicación, capitalismo para darse cuenta de su fuerza actual.
Todos somos responsables de esta crisis, todos somos cobardes, porque preferimos mantener lo que tenemos mirando a otro lado o preferimos ponernos una bandera que oculte nuestras miserias -bien dirigidos por los grandes medios-, pero tarde o temprano nos llegará el momento de actuar. De nuevo la dicotomía entre violencia o resistencia pacífica o, incluso más allá, la dicotomía entre rebelión -que implica riesgos- o seguridad -que nos permita mantener lo que tenemos, aunque poco a poco vayamos perdiendo derechos.
Forma parte del ser humano esa contradicción... La vivimos todos los días, en todos los ámbitos, entre nuestros compañeros de trabajo, entre nuestros familiares y amigos... ¡Cuántas veces la he visto en todos mis trabajos! Gente honrada, buenas personas, pero que acabamos aceptando el bocado que nos ofrecen y otros, que se llaman compañeros, que viven y vivirán de sus privilegios... La educación, ni siquiera la pública, se libra de estas miserias.
Hay quien prefiere mirar a otro lado o celebrar tres medallas el mismo día que quitan derechos básicos a inmigrantes ilegales como el de la sanidad, mientras se preocupa de la paga extra de diciembre, por supuesto, sin arriesgar demasiado, no vaya a ser que yo pueda acabar en la misma situación... Hay quien dice: "no me llega a fin de mes, no puedo hacer huelga" y luego baja la cabeza cuando recibe directrices y las cumple con mayor o menor agrado. La ley es la ley; y nadie muerde la mano del que le da de comer.... El miedo es un gran instrumento. El miedo, no el amor, mueve el mundo.
Quizá deberíamos recordar el final de la película...
El de un hombre, el protagonista, que hablaba latín con el profesor Sorel para que sus carceleros alemanes no supieran lo que estaban hablando... El latín, una lengua rebelde... ¡Quién lo diría!
Renoir, todo un clásico...
Los derechos del hombre...
Ahí están nuestros derechos...
De nosotros depende el defenderlos y luchar por ellos todos los días... aunque a veces nos traicionemos, aunque perdamos.
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