...de diciembre...
Ha sido una semana muy movida, como corresponde a la época.
Entre exámenes, cursos que se terminan, alguna cena de Navidad adelantada, el tiempo que nos queda es escaso.
Y además hoy empieza el puente.
He tenido varios encuentros con padres. En general son colaboradores, comprensivos.
Siempre les acabo diciendo lo mismo: sus hijos deben estudiar más, van a lo justo y lo mínimo, están desganados...
Los padres lo entienden y todos intentaremos que mejoren. Creo que en muchos casos no van a cambiar; pero, al menos, no podremos decir que no les avisamos...
Noto ya el cansancio de ellos y el mío. Sólo que la próxima semana haya puesto los últimos exámenes impide que ya estén salidos de madre. Eso les contiene. Son como fieras a punto de saltar.
Y les entiendo. Yo también tengo ganas de que lleguen las vacaciones.
En la última clase de hoy, viernes, les he puesto a los de primero de ESO un ejercicio de debate; el de la balsa: ¿a quién salvarías de entre catorce personas?
Ha sido interesante verles debatir. También ha sido muy agotador y mi voz se ha acabado resintiendo. A sexta hora, un viernes tienen una fuerza que a mí ya me falta.
Les envidio...
Lo de ir a la cafetería para preparar los exámenes y saltarse las clases parece una moda muy extendida en este instituto. Parece que la dirección mira a otro lado y poco se puede hacer. Eso de mirar a otro lado parece muy habitual por aquí...
Otras cosas que he escuchado: que ponen los horarios mejores a los más cercanos a la dirección, desollar a algún compañero -tal vez con razón- no es novedad. Pasa en todos los institutos.
Las amenazas funcionan bien con los chicos. Es curioso; cuando hablan de nueva metodología para atrapar a los alumnos, tal vez se refieran también a esto. Los viejos sistemas a veces también enganchan...
Bueno, las Navidades están cerca. Intentaré disfrutar del puente: descansando o estudiando un poco.
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