...diciembre...
Ayer fue ingresado mi padre en la UCI. Tienen que hacerle algunas pruebas; entró con los pulmones encharcados, con anemia y problemas en el aparato urinario.
¡Vaya final de año!
Los romanos solían echar una piedra en una cajita cada día del año: si el día había sido bueno, una piedra blanca; si había sido malo, una piedra negra. Este año, sobre todo al final, ha habido más piedras negras que blancas. Esperemos que el próximo cambien las tornas...
Los problemas personales nos afectan tanto a nosotros como a los alumnos. Habitualmente también lo utilizan como excusa: soy mal alumno, pero porque tengo problemas. Por eso cuando encuentras a alumnas que no lo utilizan como excusa, las aplaudes y las admiras mucho más.
Una alumna con problemas familiares; sabe que durante un mes no ha podido estudiar. Ha suspendido, pero no se excusa. Ha sido tan discreta que aunque casi todos lo hemos notado, no hemos sabido el porqué de su bajón hasta la junta de evaluación. Está dispuesta a superarse y a superar su situación.
Además se implica, se interesa por lo que estudia.
Otra alumna... dudaba en ponerle un 9. No suelo ponerlos en el primer trimestre. Pienso que el 9 hay que ganárselo. Ha tenido problemas personales con parte de su clase, que no la ha tratado bien aunque había asumido el papel de delegada de manera voluntaria, pero aún así ha puesto de su parte, se ha esforzado, ha afrontado esos problemas. Tiene talento en latín; puede dar más de sí y lo sabe. Se merecía el 9; se alegró cuando se lo dije: "ya sabes lo que tienes que hacer" le he dicho.
"Sí, -me ha contestado- seguir mejorando".
A veces te sorprenden este tipo de alumnas; son maduras, más incluso que nosotros mismos.
Hay esperanza, todavía hay esperanza...
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