lunes, 9 de noviembre de 2009

EN UN CEMENTERIO

Un día en un cementerio Ainhoa me preguntó:
“¿Rezas?”
Le respondí que no, que era ateo.
“Yo sí rezo”.
Y rezó en silencio.
Y mientras rezaba en silencio delante de la tumba de su padre, sentí que la respetaba; sentí que la comprendía aunque nunca pudiera rezar con ella.
Y todo me pareció muy hermoso.

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