sábado, 4 de julio de 2009

Viaje a Atenas (tercer y cuarto día)

Día para visitar la Acropolis, los foros, los templos, las ruinas, el Cerámico...
Ruinas, rocas, turistas...


Calor hasta las dos. Luego una tormenta con truenos y relámpagos. Se agradece un poco de lluvia.

Un perro acurrucado en medio de la tormenta...




El nuevo museo de la Acrópolis inaugurado este mes de junio está bien. Moderno, sencillo, simple. Lo tiene todo, hasta vista de la Acrópolis y el Partenón.


Mañana el viejo museo arqueológico. Me tocará patear -ya me han avisado.

Y pateé. No tanto como esperaba. Un museo inmenso, pero recuerdo que el Metropolitan no le iba a la zaga.


Es curioso observar in situ objetos, esculturas que has visto tantas veces en libros o en internet. Descubres el espacio donde llevan años, quizá decadas. Es una nueva mirada.


Adriano tiene a las personas que amó o que detestó en la misma sala. A Antinoo y a Sabina, su mujer. ¿Qué pensaría si pudiera ver esos retratos ahora y en el lugar donde están?


Subí al Licavitos. Con calor húmedo y pegajoso. Es un secarral. Una vista y tampoco mucho más. La curiosidad de subir o bajar en funicular. Y el mito: Atenea llevaba una piedra para construir un templo en su honor; entonces al recibir una noticia, se le cayó en medio de la ciudad. Esa piedra es la colina Likavetos, la mas alta de Atenas.

Una de las pocas zonas verdes es el jardín nacional. Salvando las distancias que son muchas- se parece al Retiro. Está en el centro y es agradable. El Retiro es mucho mejor, sin duda.
El estadio, el primer estadio de los Juegos Olímpicos de Atenas recuerda a los antiguos estadios griegos. Imagino que esa era la intención. Como lo vi a las dos de la tarde, poco más puedo decir...
Luego fui al cementerio. Algunas esculturas eran hermosas. La muerte convertida en piedra elegante.



Por la tarde vi el atardecer en el Areópago: en esa colina se celebraban juicios. Allí se celebró el famoso pleito de Orestes. Orestes acababa de matar a su madre y pedía el perdón; los atenienses se lo concedieron, no se sabe a cambio de qué -imagino que dinero, ya que serían prácticos-. Pero el mito esta ahí.

Bonito atardecer.





De vuelta paso por varias estaciones de metro. Sorprende encontrar a dos pasos del andén las ruinas o los restos de un acueducto, unas termas o el alcantarillado romano. Extraña mezcla.

2 comentarios:

  1. Espero ver el viaje ilustrado con fotografías próximamente,para que me resulte mucho más espectacular

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