"Desayuno todos los días con la cantata 21 de J. S. Bach. Me ayuda a desarrollar un sentimiento de aceptación y resignación, casi de clausura".
Liddell ha estrenado su nueva obra en Gerona, Vudu (3318) Blixen. Llegará a Madrid en febrero. Las entradas están ya agotadas.
Según parece, al final, después de seis horas, oficia su propio entierro. Suena la música de Bach. 101 cañonazos. Un cuervo picotea sobre su ataúd. Y baila...
Silencio. Aplausos.
Por encima de mezquindades, estupideces y naderías, representaciones y medias verdades, más allá del vacío de nuestras vidas, como ocurre con Bach, Liddell es inexplicable.
El arte nos sobrevive. Afortunadamente.
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