domingo, 29 de octubre de 2017

REFLEXIONES: HIPÓTESIS DE FUTURO

A principios de septiembre -es probable que antes- supe que habría un referéndum. El 2 de octubre no dudé que habría DUI y 155. Que haya acertado, me hace pensar que tengo un cierto talento para adivinar el futuro. Al menos, en este caso. Debo reconocer que a partir de ahora la situación me plantea más dudas. Con todo, haré previsiones.

En primer lugar, debo admitir que el tema catalán se utiliza para alimentar dos nacionalismos: el español y el catalán. Por supuesto, para que miremos a un lado y no nos demos cuenta de lo que hacen en secreto, por el otro. Que el Senado, después de aprobar el 155, votara el CETA, que nos quita derechos a los consumidores y ciudadanos por la puerta de atrás, no es más que uno de los ejemplos más evidentes. Que Rusia y China -que mueven los hilos, más de lo que pensamos- no hayan dicho nada me hace sospechar que, en el fondo, no les incomoda lo que está ocurriendo, si eso puede perjudicar a Europa y a EEUU.

También reconozco que mucha gente -seamos anarquistas o republicanos, (de verdad, no los de boquilla), o escépticos- admiramos la capacidad de organización y la rebeldía de una parte de Cataluña y rechazamos la incapacidad y el autoritarismo del Estado Español. En España, como bien se ha demostrado, ya no hay tal rebeldía; estamos solos los que queremos otra realidad. Esa España, en la que yo no me veo reflejado, se construye con represión y servilismo, con corrupción y mentiras. Ha demostrado su incapacidad para el diálogo. Ahora sólo quiere vencer, humillar.

Dicho esto, me atengo a las impresiones y datos que tengo a mi disposición. La intuición puede ayudar, sin duda, sobre todo, cuando se abren tantos interrogantes.

Veamos. Es evidente que pensar que esto se ha acabado y que con unas cuantas detenciones y juicios en los próximos días, todo volverá a la normalidad, es ridículo. Quien piensa que se celebrarán elecciones autonómicas con "normalidad", que Arrimadas será presidenta y los independentistas desaparecerán como por arte de magia, o es imbécil o está ciego. Sin embargo, eso es lo que se está vendiendo ahora en España. Y una mentira, aunque tengas todos los medios de comunicación, no es real, aunque la repitas una y otra vez.

Por otro lado, es evidente que el Govern -o si son detenidos- los municipios y ayuntamientos no podrán controlar el territorio. Incluso, aunque quieran normalizar la independencia.

Así que nos encontraremos con dos realidades paralelas, con dos legitimidades, con dos Cataluñas y una tercera, en medio, la de Colau, que no sabrá dónde situarse, que eligirá y haga lo que haga, se equivocará. Si acepta las elecciones autonómicas, asumirá el 155 y se convertirá en una farsante. Si se une al independentismo, otra parte de sus bases no lo entendería.

Pensar que la Cataluña independentista va a aceptar el control del Estado es ingenuo. Por supuesto, no creo que en el independentismo piensen que son libres, al menos, plenamente.

¿Cuáles son las próximas decisiones? Veamos, la convocatoria de elecciones por Rajoy será aceptada por una Cataluña; la otra, no lo hará.

El siguiente paso lo tendrá que dar el independentismo. Sólo le quedan dos opciones: aceptar esas elecciones o no aceptarlas. En realidad, sólo le queda una: no aceptarlas. Si no las acepta, tiene varias posibilidades. En primer lugar, puede apostar por la resistencia tanto en las instituciones como en la calle. Sería viable; hay gente que está dispuesta a hacerlo. ¿Todos? No, claro, hay gente en el PDCAT o en ERC que dudan; pero, a estas alturas, ¿qué les queda? ¿Aceptar unas elecciones, enmascararlas como constituyentes, con detenciones de sus dirigentes? Si el Estado Español fuera generoso, permitiría que se presentaran, pero no lo van a hacer. Como se ha visto en la manifestación de hoy y durante estos días, quieren la humillación, la derrota total. Y luego, irán a por los demás, se llamen País Vasco, Navarra, Podemos... Es absurdo, porque eso, curiosamente, es un boomerang, es un arma de doble filo. Hay que saber ganar; no ha ocurrido tal cosa, pero, si lo piensas, no puedes buscar la humillación. Es un error tremendo, que hace imposible que el independentismo pueda aceptar tal situación, aunque una parte sea pactista por naturaleza.

Bien, no hay elecciones o montas unas elecciones y consideras las "autonómicas" un referéndum participativo. O puedes construir dos legitimidades y eso, acompañado de huelgas, boicots, rebeliones pacíficas, demostraría que nadie tiene el control de Cataluña. Sería la derrota de Rajoy y una pequeña victoria para el independentismo. Pequeña, porque necesitaría reforzarse con urnas. Sean en un referéndum, unas elecciones constituyentes o otro proceso participativo. En esa situación, la otra Cataluña, se sentiría engañada. ¿No me dijisteis que todo se solucionaría?, preguntarían. Habría frustración también por la otra parte.

Pongamos que, se decide resistir y tomar decisiones. Se crea una realidad paralela, un gobierno paralelo. Bien, es evidente que Rajoy apostará por la represión. ¿Hasta qué grado? Y esta es la clave. Si se está dispuesto a humillar al oponente, convertido en enemigo -y hablamos de más de dos millones de personas- una opción inteligente sería hacer una represión parcial -alimentar el miedo contra los funcionarios, prohibir manifestaciones, control de medios-, pero tiene un problema. ¿Y si no te hacen caso? ¿Y si la gente -esos dos millones- salen a la calle? Si detienes a sus gobernantes -que ellos consideran legítimos-, lo harán. ¿Disolverás las manifestaciones? ¿Quitarás el empleo a miles de funcionarios? ¿Cerrarás los ayuntamientos que no te obedezcan? ¿Meterás en la cárcel a miles de personas? Eso se puede hacer en Turquía, en Egipto, en Rusia, pero en España, todavía hay un límite. Todavía.

El unionismo o el españolismo piensa que todo se quedará en un par de manifestaciones y luego todo el mundo aceptará la realidad, como si no hubiera ocurrido nada. Si esa Cataluña fuera Podemos, sí. Eso le vale en España, con una izquierda impotente, pero no sirve en Cataluña. Yo vi el 1 de octubre a gente que ponía su cuerpo porque quería votar, aunque les golpearan. Yo vi a gente el 1 de octubre desde las seis de la mañana hasta las diez de la noche, defendiendo su derecho a votar. Yo vi a gente, dispuesta a llegar hasta el final.

Si hay víctimas, aunque sólo sea una, aunque la justifiquen desde los grandes medios -la culpa es suya, dirán- se habrá acabado. Todos lo sabemos.

Dicen que esto se resuelve con unas "elecciones autonómicas". Mienten y ocultan la realidad. Nadie lo ha entendido, nadie entiende la complejidad catalana; se apuesta por maximalismos. Nosotros contra vosotros. Y ese es el problema. Porque podría ocurrir que en Cataluña, alguien cercano, que no piensa como tú, esté muerto, antes de final de año. Y, entonces, para esa persona ya no habrá futuro.

Y los demás tendrán que asumir esa carga.



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