jueves, 28 de julio de 2011

TAMBIÉN NOSOTROS SOMOS CULPABLES




El ser humano tiene la necesidad de buscar chivos expiatorios. Los necesita para que la especie o la comunidad sobreviva. Un tal Breivik, un noruego, un ultraderechista psicópata, un terrorista, nos puede servir para pensar que somos inocentes.
No lo somos.
No somos inocentes de que en Europa aprovechando la crisis económica las políticas más conservadoras se impongan, de que la gente apoye más y más a la ultraderecha, de que el racismo -nadie se atreve a llamarse así, pero se comportan como tal; ¿no es racismo poner trabas a los rumanos cuando con las vacas gordas les dejábamos venir sin problemas, perseguir a inmigrantes y acusarles de ser delincuentes como ocurre en Lavapiés?- se extienda entre nosotros, de que cada uno vaya a lo suyo y permita los recortes en beneficio de unos pocos -como ya dicen para justificar los recortes en sanidad o en educación: "lo hacemos -nos cargamos miles de puestos de trabajo, eliminamos tutorías, clases de apoyo, medios, privatizamos la sanidad y la educación- para salvar la calidad... vease

Una noticia de hace meses -hay miles de niños y mujeres que mueren en el cuerno de África- sigue sin ser noticia. Ahora que es verano tiene la oportunidad de entrar en nuestras casas un ratito... ¡qué pena, pobrecitos! Nuestros políticos -ahora sí nos representan- los esquilman, los explotan en nuestro beneficio y luego, hipócritas, sentimos su muerte. ¿A quién le importa lo que pasa en Siria? ¿Y en Libia, en Irak o en Afganistán no intervenimos porque hay petróleo buscando otro chivo expiatorio en Gadafi o cualquier otro dictador apoyando a rebeldes corruptos, pero que nos bailan el agua? En unos días los habremos olvidado y seguiremos disfrutando de los beneficios que nos proporcionan a pesar de la crisis, mientras ellos mueren o intentan llegar a una Europa que ya no los quiere, si no es lejos y con cordón sanitario.
Nosotros no apretamos el gatillo, pero somos tan culpables como el tal Breivik. No busquemos chivos expiatorios; también somos asesinos, pero preferimos que otros aprieten el gatillo...


También nosotros somos culpables...

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