sábado, 22 de enero de 2022

EL BUEN PATRÓN Y FAMILIA


Aranoa nunca llegó a superar Familia, su primera película. Esa es una realidad incuestionable, aunque es difícil saber el porqué. 

Es cierto que desde el 2012 y su Los lunes al sol no conseguía un gran éxito de público; con El buen patrón parece que ha vuelto al candelero y los Goya caerán solos. 

Pero no nos engañemos; su última película no alcanza el nivel de su bautizo cinematográfico. 

Es cierto que en El buen patrón hay una historia bien contada y no aburre; tampoco, para ser sinceros, me despierta demasiado interés. Los personajes son estereotipos, aunque estén bien interpretados. Sus intenciones, si las había, de realizar una crítica a nuestro entorno sociológico y político no llegan demasiado lejos. Se queda ahí, en la superficie y eso para un director que, al principio, traía sus películas a casas okupadas me parece un fracaso. Como con Podemos uno podría pensar que el sistema le ha devorado. 

En Familia, que, según me comenta mi hermano es un remake de Dulces horas de Carlos Saura, -nunca se menciona este detalle, cuando se habla de la película de Aranoa-, la crítica a un determinado modelo familiar iba mucho más allá, jugando con las apariencias y la realidad, la representación teatral y el espejo en el que nos reflejamos o que deseamos alcanzar. Se abría a muchas interpretaciones bajo esa primera impresión que podíamos tener de parodia o humor irónico y ácido. En El buen patrón, aunque Aranoa mantenga el tema de la apariencia frente a la realidad, lo políticamente correcto y lo comercial se ha impuesto. El empobrecimiento de nuestra cinematografía, al menos de la comercial, es evidente.

Quizá sean estos tiempos en los que, si quieres tener al gran público, debes sacrificar la crítica dura y seca, adaptarte a un modelo establecido y presentar un producto aceptable, sin que moleste demasiado a las grandes empresas, a los monopolios, a determinada élite política, mediática, judicial o policial. Sólo lo justo. 

¿Alguien se atrevería hoy a mostrar la tortura como Pilar Miró en El crimen de Cuenca? Podría quedarse sin dinero para futuros proyectos. Demasiados riesgos. 

La ganadora de los Goya 2022 es un ejemplo de lo que somos.

Y no nos debería gustar lo que vemos. 

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