martes, 3 de agosto de 2021

DIRECTORAS DE CINE (III): 1961-1991

 


Comenzamos en la Rusia Soviética. 

En un mundo de hombres destacaron dos de ellas. Es curioso -o quizá no lo sea tanto- que en el panorama comunista hubiera muchas directores de gran talento poco conocidas en Occidente. Y este desprecio no me sorprende tanto.

Sheptiko es, sin duda, una de ellas. Dos películas destacan de una gran filmografía. 

Alas nos habla de una funcionaria-profesora que vuelve una y otra vez a los recuerdos de su juventud cuando fue una gran aviadora. La idea del tiempo obsesivo y resbaladizo, como ya veremos en otras directoras de esta generación, es una constante. El viaje de una mujer al interior de sí misma. 

                         

Asas (Krylya, 1966) de Larisa Shepitko | Legendado em Português from Clássicos de Mulheres no Cinema on Vimeo.

Su gran obra es Ascent. Tiene uno de los finales más hermosos y terribles y poéticos de la historia del cine. Y no estoy exagerando.

Cuatro personas van a ser ejecutadas por los nazis en un pueblo como castigo y venganza. Nadie ha contado algo así como lo hizo Sheptiko. Ni siquiera Tarkovski. Solo podemos mirar y emocionarnos... 

No hay nada más que decir.

Muratova logró trabajar hasta el siglo XXI. Era un verso libre. Experimentó desde el principio con todos los procedimientos técnicos. De una obra tan amplia habría que destacar la primera, Breves encuentros. Tiene uno de los flashbacks más originales de la historia del cine. Con una estructura caótica, desordenada, sorprendente. 


Minuto 32. Nadia ha llegado del campo; acompaña a Valentina a un piso de protección oficial. De repente vemos de espaldas a Nadia y se produce el salto temporal y espacial. Nadia ya no está allí, sino en una carretera y, a lo lejos, vemos a la ¡¡¡misma Nadia!!! caminando con otra mujer. En el mismo plano el presente y el pasado. 

En 1990 hizo El síndrome asténico. Surrealismo sin cortapisas. Locura sin excusas; un verdadero retrato de una sociedad en descomposición. 


Marta Meszaros construyó un cine muy cercano a sus vivencias. En Adoption se apoya en dos personajes femeninos complejos y contradictorios, independientes y que acaban acercándose a pesar de sus diferencias. 


En los años ochenta dirigió una especie de autobiografía en la que recuerda no sólo su propia vida sino la de la generación que sufrió la persecución estalinista y soviética, sin olvidar a sus propios padres, víctimas de esa persecución.


En Suecia destacó Mai Zetterling. En Las chicas el feminismo entra de manera nada sutil con tres actrices que interpretan la obra de Lisístrata. No dejó indiferente en su época. Es una gran bofetada a la idea tradicional sobre la mujer y su papel en la sociedad.                     

En Oriente hay dos nombres: la iraní Marua Nabili y la china C. Tang con su The arch. Es difícil encontrar sus películas y descubrirlas. 


En Occidente en los años sesenta y setenta empiezan cineastas radicales, conscientes de sus derechos y dispuestos a defenderlos. Es un feminismo militante. 
Ya hablé de Barbara Kopple y su magnífico documental Harlan County. Discurso político, realismo social y lirismo. 
 


Lizzie Borden -pseudónimo que tomó de una asesina del siglo XIX- en un falso documental llevó aún más lejos la toma de conciencia política en su Nacida en llamas. Radical sin matices. No caben las falsas equidistancias en un mundo injusto tanto para los que no tienen como, sobre todo, diría Lizzie, para las mujeres. La violencia es la única opción.


Alison De Vere recoge la tradición del surrealismo con el mundo de la animación. El resultado es Black dog.


Otra mujer que ha buscado temas cercanos a sus vivencias es Martha Coolidge. En Not a pretty picture su violación a manos de un compañero de clase; en Old fashion woman entrevista a su bisabuela. 
En este enlace hay algunas de sus películas en vimeo: COOLIDGE

España fue un desierto. Las primeras valientes del cine mudo no llegaron al sonoro. Y después, ya sabemos qué pasó: la guerra civil y tres décadas de franquismo. Sólo en los sesenta y setenta surgieron unos pocos nombres: Ana Mariscal con El camino, 


Josefina Molina, Cecilia Bartolome y.... Pilar Miró. 
Más conocida por su última etapa, es de destacar El crimen de Cuenca. Muy pocos se hubieran atrevido a hacerla. Le costó un juicio militar en plena Transición. 


Termino con dos grandes, aunque ¿hay alguna de las que he mencionado que no lo sean, de alguna manera? 
Akerman y Varda. Más conocida la directora francesa; sería interminable hacer un recorrido por su filmografía en el que se combinan el documental, la ficción, la experimentación. Cleo de 5 a 7, Sin techo ni ley, los espigadores y la espigadora... 
Elijo Daguerrotipes. Es una mirada a su barrio, a su calle, tierna y cercana. Como era ella...

                 

Daguerréotypes (Agnès Varda, 1976) from Juan C. Gargiulo on Vimeo.

Chantal Akerman. Otra enorme directora. Nadie como ella ha sido capaz de reflejar el tiempo con su cadencia descarnada, dura. El espacio y el tiempo que nos condenan... Las citas de Ana, Retrato de una joven en Bruselas, Del este, News from home, No home movie -su canto de cisne-. 

Me quedo con Jeanne Dielman. Fue la película que la situó entre las mejores. La que resume su estilo y su forma de ver el mundo. El final: un acto de violencia desesperado de una mujer sometida hasta ese momento a un vida sin sentido. Un estilo sobrio, descarnado, duro.

Las mujeres ya sabían qué querían. Y lo mostraban en sus películas. Abrieron el camino para las que vendrían en la siguiente generación, las que ahora triunfan en las salas de cine, en las plataformas. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario