En Almería se conserva un refugio diseñado por Langle durante la guerra civil. Son cientos de metros bajo uno de los paseos más concurridos de la ciudad.
Aquí, en este enlace, podéis encontrar más información.
Hay una curiosidad añadida. Al finalizar la guerra, se decidió bloquear las salidas. Se pidió al mismo Lange que las ocultara y lo hizo de manera muy elegante: construyendo unos kioskos que aún se conservan.
Las entradas al inframundo no deben ser vistas. Arriba, el consumismo de nuestros tiempos. A doce metros de profundidad, el infierno o un recuerdo lejano de tiempos oscuros.
Un tejo, de más de cien años, comunica el mundo de los vivos con el de los muertos. Sus raíces llegan hasta las profundidades del submundo; una plancha de metal las contiene desde hace unos pocos años.
La naturaleza se rebela, destruye las fronteras que los seres humanos intentamos levantar... en vano. Las del pasado y el presente, las de la vida y la muerte.
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