"La estoy olvidando. Al principio, sí, me acordaba de ella todos los días, pero ahora... la he perdido".
Mi madre está pensando en la abuela.
Yo mismo le acababa de confesar: "Hubo meses, años en los que estaba convencido de que la abuela seguía viva. Creé, mientras soñaba, una vida paralela con ella que nunca existió".
Era extraño estar con mi madre, verla, incluso hablar de estas cosas; incluso podía escuchar al otro lado del pasillo la voz de mi padre.
"Creía que estabais muertos".
"No, ya ves que estamos aquí... Debes haberlo soñado..."
Abro los ojos.
Sí, aquí están muertos. Reconstruyo casi todo el sueño, mientras me ducho. Durante un par de horas me pregunto, confuso, qué es real, si lo que he soñado o lo que estoy viviendo.
Fuera, en la calle, hace frío. Ha llegado el invierno.
Me duele el talón; camino con dificultad desde hace un mes. Envejezco. Doy una clase de griego. Escucho los gritos de un grupo de adolescentes en el patio.
Mi mente, mi cuerpo se adapta, acepta las reglas de este mundo.
Me veo obligado a asumir esta realidad en la que ellos ya no están.
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