jueves, 16 de mayo de 2019

DOCUMENTA MADRID 2019 (II)


Continúo.

Para la guerra.  

                     

Estamos ante el retrato de un ex-soldado cubano de la guerra de Angola y Guatemala. Se mueve entre la locura y la dignidad. Es un gran personaje que, colaborando con el director de tú a tú, ha querido jugar con su cuerpo y algunos de sus recuerdos. El planteamiento es sencillo; muestra, sin más. No le juzga, aunque haya un ligero toque de ironía; no le ridiculiza, sino que le respeta.
Tampoco profundiza y ese es, tal vez, su mayor defecto. ¿Es suficiente lo que hemos visto? Tal vez. Aunque, insisto, podría haber dado más de sí, llegando mucho más lejos: tanto si hubiera hablado más del personaje -hay aspectos personales que se decidió no montar y hubieran hecho más complejo el retrato- como del espacio en el que se encuentra -lo cual hubiera ampliado la perspectiva.

Charleroi, le pays aux 60 montagnes podría definirse como la reflexión histórica, sociológica y sentimental sobre una ciudad.

                     

No es casual que sea la ciudad de su infancia, aunque el director habla de una trilogía que, según parece, terminará con el bable, aquí, en Asturias.
Tres espacios, tres ciudades que construyen una memoria colectiva.
El documental ofrece dos miradas. La primera -más convencional, con entrevistas a habitantes, expertos y hasta el alcalde- me interesa menos. Hay alguna intervención que sí vale la pena -cómo cuando un historiador cuenta la manera en que se salvaron miles de judíos durante la persecución nazi, por ejemplo-, pero, en general, me parece que esta parte podía haberse eliminado y la mejora hubiera sido evidente. Tal vez porque deseaba llegar a un tipo de público más amplio.
Sin embargo, la voz en off, sugerente, medida, bien organizada, -a veces, descriptiva y reflexiva; otras, personal y emocional- y las imágenes elegidas para acompañarla -a veces, realistas; otras, experimentales- son, sin duda, lo mejor del documental. Es una pena que el director no se decidiera por este camino, rechazando el otro; hubiera sido más arriesgado y más atractivo.

By the name of Tania no sé si considerarlo un documental. Si acaso es un documental ficcionado.

                      

Perú. Una mujer en voz en off nos cuenta su historia, historia terrible de prostitución y trata de blancas. Impresiona porque, tanto en la forma de contarlo como en las imágenes que se eligen para enmarcar esa voz no hay drama ni tragedia. Sí una representación muy sutil. La actriz -no profesional- encarna perfectamente a todas las mujeres que han sufrido esa explotación: forma de esclavitud en pleno siglo XXI.
Una historia oculta, lacra de nuestro tiempo y del sistema, nos llega sin exageración ni sentimentalismos. Sobria, elegante, brillante.

Journal de septembre entraría dentro del documental ensayo.


Bajo el formato de un diario nos encontramos con retratos, imágenes, sonidos, reflexiones sobre el arte, relatos... El documentalista belga esboza a sus amigos, su entorno, sus pensamientos y vivencias cotidianas con gran sencillez. Es un canto a la vida y al paso del tiempo que ha compartido con nosotros. A uno le gustaría hacer lo mismo con su propia vida, al salir del cine...

Y termino con Apuntes para una herencia. 


                     
De nuevo, la memoria. Aunque esta vez la memoria sea incómoda... Admito haberme sentido identificado con su búsqueda. Me he visto como él, en las entrevistas que aparecen, inseguro; he intuido una relación similar con el padre; busca respuestas e indaga en su pasado familiar. En su caso, el punto de partida fueron los recuerdos de su abuelo, soldado del bando franquista, durante la guerra civil. De ahí llegamos a otros conflictos: la memoria familiar; la responsabilidad que preferimos no asumir o aceptar. Es irregular, con un guion indefinido -son eso, apuntes, y no lo niega-, pero deja un poso al menos.
Me atrae la idea de contactar con él y hablar de experiencias que sólo nosotros podríamos entender, porque, sin conocernos, hemos compartido situaciones parecidas durante estos últimos años.
Un documental es, a veces, o siempre, un proyecto vital y personal.

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