Shirley no es una película al uso. Apoyándose en 13 cuadros de Hopper, Shirley hace una apuesta por contar la historia de una mujer desde 1930 al 63 sin que dejen de aparecer los grandes acontecimientos que marcaron la historia de Estados Unidos.
No siempre funciona. Cuesta asimilar la voz en off y el planteamiento no es espontáneo, sino todo lo contrario, busca adentrarnos en el mundo de Hopper a través de espacios fijos con una actriz que intenta cubrir todos los registros.
Como experimento merece todos mis respetos. A veces consigue emocionar. Es más de lo que podemos decir de muchas películas de Hollywood.
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