4 de abril de 2012.
Hoy mi padre hubiera cumplido 74 años. Hoy he soñado con él.
No recordaba que era el cumpleaños de mi padre. Lo he recordado al soñar; un mensaje del
inframundo, tal vez.
Estaba en una comida, en un restaurante junto a mi padre;
han llegado unas mujeres vestidas de negro. Sólo recuerdo que una de ellas era
mi tía-abuela, Regina. Imagino que las demás también estaban muertas. Estaba
bien, no me encontraba a disgusto, pero quería marcharme. Antes mi padre se
había retirado a descansar. Me he levantado para coger el autobús de las cuatro
de la tarde. Parecía que estábamos en un pueblo. En una habitación dormitaba mi
padre; le he despertado. Le he dicho que no se levantara, que no hacía falta,
pero él me ha acompañado hasta la parada; hemos caminado hasta la plaza de ese
pueblo. Era un sueño ligero, un duermevela en el que me sentía dentro del sueño
y fuera de él. Entre dos mundos, el de los vivos al que aún pertenezco y el de
los muertos. Abría los ojos y veía mi habitación, el reloj-despertador a mi
lado, la luz de la mañana entrando por la ventana. Los cerraba y veía la plaza
del pueblo, a mi padre, gente esperando a que llegara el autobús de las cuatro,
un folleto en donde aparecían los horarios. Como el autobús no llegaba,
pensando que debería despedirme de las otras mujeres y aprovechando que
necesitaba ir al servicio, he decidido abandonar el sueño…
Me he despertado y he ido al servicio. He intentado volver a
dormirme; entonces he recordado el sueño y que hoy era el cumpleaños de mi
padre.
Estoy leyendo a Girolamo Cardona, descubriendo una
autobiografía muy particular; cómo cuenta su propia vida, mencionando a la manera
de Suetonio rasgos, características, aspectos, elementos que le definen; trozos
quebrados, inconexos, soñados o reales de una vida, la suya.
Cerca dell mezzo del cammin della mia vita, al borde de los 40 años, tal vez sea el momento de escribir una
vida, la mía, mezclándola con la de mi padre, entretejiendo nuestras vidas,
construyendo un pasado vivido, compartido para poder mirar al futuro que me queda por vivir.
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