domingo, 23 de marzo de 2025

KOMOREBI: DÍAS PERFECTOS Y LA ZONA DE INTERÉS

 


Komorebi: palabra japonesa para identificar el juego de luces y sombras de las hojas al moverse.

Dos finales. Uno muestra el vacío; el otro, llena la pantalla.

La zona de interés de Jonathan Glazer. Un pasillo. Una mirada.


¿Hacia dónde mira Höss, el hombre que ha organizado la muerte de millones de personas? ¿Al futuro, a un museo que recuerda el horror que un pueblo es capaz de aceptar y llevar a cabo, donde varias mujeres limpian los cristales que guardan los objetos de aquellos que fueron incinerados, que abrillantan los suelos antes de que miles de turistas los visiten? 

¿Acaso no contempla el vacío de la indiferencia, de nuestra indiferencia? El silencio y los pasos que se alejan. La muerte. 

Días perfectos de Win Wenders. Un hombre bueno llora y sonríe. Un mundo nuevo. 

Feeling Good de Nina Simone.

¿Por qué llora y sonríe? 

"... son los que aman porque viven.... los que aceptan el dolor con todas sus fuerzas y lo dominan como pueden; los que crean, porque conocen el secreto de la verdadera alegría...

¡Existo! Mi poesía es como el grito del recién nacido. Es una respuesta al grito del universo".

Ciclo de la primavera, 

Rabindranath T. Tagore.

viernes, 14 de marzo de 2025

MORLAIX

 


Hoy, al despedirme de un compañero, O., ambos nos confesamos que hacía mucho tiempo que no veíamos una película interesante en la cartelera. 

Unas horas después tengo que corregir mi comentario. Morlaix de Jaime Rosales es una película muy interesante.


Antes de la proyección el mismo Rosales ha comentado que lo mejor en el arte no sale de las reglas y el orden, del aparato industrial, sino cuando estás al filo de la navaja, cuando arriesgas y no sabes a dónde te puede conducir.

Los aspectos formales con cierto grado de experimentación -mezcla blanco y negro y color; a veces muestra un primer plano de la protagonista a una velocidad de fotogramas mayor; elige planos que la dejan sola, aislada; combina fotografías con imágenes en movimiento en la misma secuencia- crean el tono necesario y preparan el camino.

Lo que en principio en esta película puede parecer la descripción de un primer amor en una ciudad de provincias acaba abriendo sendas diferentes e inesperadas. ¿Es una reflexión sobre el paso del tiempo? ¿O una mirada experimental y metalingüística sobre el arte y la memoria? ¿Los espacios se transforman porque nuestra mirada ha cambiado? ¿Nuestros recuerdos también? 

La película empieza con una muerte -la madre de la protagonista- y acaba con otra -¿real? ¿imaginada?- en la pantalla de un cine. Sí, esta película habla de la muerte, sin duda, y también, de su opuesto, el amor. Un amor adolescente que no admite su fragilidad y lo desea eterno y del amor de pareja que asume el día a día como la única manera de proporcionarle una entidad real. 

Los protagonistas -adolescentes- ven una película en el cine que habla de ellos mismos, creando un mundo paralelo, como si en la pantalla tomaran decisiones que en la vida real reprimen: allí se lanzan al vacío. Literalmente. Tras verla, los personajes "reales" -personajes, no lo olvidemos- entablan un debate sobre los temas de esa película. Y eso influirá en los gestos y resoluciones posteriores. 

Elipsis brutal. Sucesión de fotografías; y, a continuación, una mujer adulta, prepara la comida para sus dos hijos. Es nuestra protagonista. Han pasado veinte años. Su vida cotidiana de repente vira 360 grados. Ha recibido una noticia: otra muerte. 

Regresará a Morlaix. Ya no es la misma. Los muertos nos recuerdan quiénes somos. Lo que vimos y sentimos ha cambiado, porque nosotros hemos cambiado. Solo el arte nos permite lanzarnos al vacío.

Laxe, Rosales, Jonas Trueba, Rebollo, Serra, Vermut... Si el cine aún puede tener futuro, es porque en vez de aceptar lo de siempre, hay quien intenta buscar otros caminos, experimentar. No lo olvidemos. 

sábado, 8 de marzo de 2025

THOMAS BERNHARD Y LA VERDAD

 

"El lenguaje es inútil cuando se trata de decir la verdad, de comunicar cosas, sólo permite al que escribe la aproximación, siempre, únicamente, una aproximación desesperada y, por ello, dudosa al objeto, el lenguaje sólo reproduce una autenticidad falsificada, una deformación espantosa, por mucho que el que escribe se esfuerce, las palabras lo aplastan todo contra el suelo y lo dislocan todo y convierten la verdad total en mentira sobre el papel..." 

El frío, Thomas Bernhard.

La obra en prosa de Bernhard -el teatro de este autor es un gran desconocido fuera de Austria- te arrastra, aunque no lo desees. Su personalidad es tan arrolladora que no tienes más remedio que dejarte llevar por su estilo y energía. Repeticiones, largas peroratas y soliloquios, un discurso continuo que no se detiene, un ritmo que desborda, arrambla, te aplasta y te vacía.

No nos engañemos. Sobrevivió a un mundo terrible y cruel -sin padre, con una relación contradictoria y tirante con su madre; tuvo como maestro a su abuelo, un hombre frustrado e idealizado por el nieto en Un niño; vivió una segunda guerra mundial, una educación estricta, agresiva, un sistema sanitario incompetente y frío, fue testigo de un mundo injusto, que es también el nuestro, y lo vivió en sus propias carnes- y esa brutalidad aparece en cada una de las palabras que escribió. También le permitió tener una actitud discordante, agresiva contra todos, solitaria, irónica, crítica y escéptica. Una voz que no se amoldaba al discurso oficial, que nadie pudo asimilar, porque nunca lo permitió. Se echan de menos esas voces en el desierto; tal vez porque el riesgo es enorme para cualquiera que acepte esa misión. Y él ya lo había perdido todo. 

Su pentalogía autobiográfica recoge todas sus obsesiones y, al mismo tiempo, busca, sinceramente, una verdad, la suya; sin duda, tan falsificada o manipulada como todas nuestras verdades individuales o colectivas. 

"Queremos decir la verdad, pero no decimos la verdad. Describimos algo verídicamente, pero lo descrito es algo distinto de la verdad... nos hemos contentado con querer escribir y describir la verdad, lo mismo que decimos la verdad, aunque sepamos que la verdad no puede decirse jamás...

La educación, decía Bernhard es una maquinaría que aniquila a los hombres, los aplasta... Así lo repite una y otra vez; sobre todo, en El origen. Se refiere a la educación que recibió su generación, la de mis padres o abuelos. Sin embargo, ¿no es esa la función de todo sistema educativo: someter a los futuros ciudadanos o, más bien, clientes, a un determinado modelo de pensamiento, sea capitalista, nacionalsocialista, nacionalista, patriótico, católico, neopedagógico? Se diría que los profesores ahora somos más cercanos y comprensivos, que se ha pasado al otro extremo e, incluso, tenemos escasa capacidad para imponer límites, tan necesarios para poder convivir en cualquier tipo de relación social; sin embargo, no dejamos de ser instrumentos de una forma de sometimiento, porque preparamos para la esclavitud del trabajo o para una sociedad, como la actual, democraticamente endeble e inconsistente, y esa es nuestra función principal, aunque también nos convenzamos a nosotros mismos cada día diciéndonos que les proporcionamos, además, cultura y otra visión más amplia y crítica del mundo. Seguimos estando en cárceles con rejas, aunque estas parezcan más amables y empáticas, más dulcificadas.

La experiencia de Bernhard con la sanidad pública fue terrible, reflejada con crudeza en El aliento o El frío. Estuvo al borde de la muerte muchas veces. Y le dejó terribles secuelas que explica su temprana muerte a los 57 años. Es natural que desconfíe de un sistema que tritura a los seres humanos, que distingue entre ricos y pobres, que convierte a los pacientes en cifras, datos, en experimentos. Es natural que desprecie a los médicos y a las enfermeras que acaban asumiendo una máscara que les proteja del dolor, ignorantes, soberbios. Incluso, aunque yo haya encontrado médicos o enfermeros cercanos en la sanidad pública, no puedo negar que en bastantes ocasiones haya adivinado tras sus palabras otras que leía entre líneas: "No sé qué tienes... Las farmacéuticas son las que mandan... Yo sé más que tú, aunque no tenga ni idea de lo que te pasa... ". 

... Los sábados son los verdaderos homicidas del mundo, y los domingos hacen evidente ese hecho de la forma más insoportable, y los lunes aplazan otra vez la insatisfacción y la infelicidad toda la semana hasta el sábado siguiente, hasta el siguiente empeoramiento de la enfermedad...

Los seres humanos para Bernhard son despreciables. Wittgenstein, su referente en el plano filosófico, tenía una visión similar. Y esa mirada te conduce sin remedio a la locura. El sobrino de Wittgenstein

En parte, es así. Lo somos. Somos egoístas, supervivientes, buscamos nuestro interés y el de los nuestros. Si tenemos que elegir, no hay dudas. Y acabamos como seres aniquilados, aplastados, agotados. Representamos papeles porque la sociedad nos devoraría, si no lo hiciéramos. Nuestros cuerpos se pudren y son nauseabundos, cuando se enfrentan a la enfermedad o a la muerte. 

Su posición era radical, sin duda, y parece borrar de un plumazo otras cualidades. Solo lo parece. Es esa mezcla la que hace del ser humano una contradicción perpetua. Montaigne, otra de sus influencias, lo sabía. Y Bernard también era muy consciente.

Y queda la escritura, la revelación...

... A veces levantamos la cabeza y creemos que tenemos que decir la verdad o la aparente verdad, y la volvemos a bajar. Eso es todo"

Final de El sótano, Thomas Bernhard.

lunes, 3 de marzo de 2025

SAL Y PALABRAS



Suena el timbre del teléfono. No lo descuelga. Otra vez. Otra vez. Ha callado. 

Entonces descolgó. Palabras susurradas. La tía ha muerto. Al fin. Pasó años encadenada a una cama de madera. Su perro no quiso marcharse; esperó meses a que volviera y murió de tristeza. 

Un gato, Yume, se ha transformado en un círculo perfecto. Sueña. Hace frío fuera. Chispea. Llovizna. Marzo también es un mes cruel; no tanto como Abril. La memoria y el deseo aún le esperan. 

Un foco de luz. Recuerdo. Futuro. Es y será. A la misma hora, en el mismo lugar, en el sillón cubierto por la manta roja un gato recibe los rayos del sol. Es matemático, previsible, necesario. No admite sorpresas. El gato se despierta; extiende todo su cuerpo; ocupa el espacio, los límites de la luz. Cierra y abre los ojos; bizquea. La sombra le repele. El instante, sordo, ensanchado. No hay sonido sin silencio. El sonido incrementa el silencio. 

Pasea por el cementerio. Los nombres, las fechas, las palabras repetidas, ordenadas, adornadas con cascadas de colores. Memorias calcinadas, impasibles, olvidadas. Flores secas, agua estancada. Las hormigas en fila devoran la carne putrefacta. Quiere declararles la guerra. Es inútil. Son demasiadas. Olor a podrido. El cuerpo que se pudre hoy. Ya no era ella. 

El cielo cubierto de nubes grises que entran por el papel mojado, destiñen la tinta. Me gusta la forma en que caminas, le dicen. Un rojo desvaído, un ladrillo despojado de mármol. El paso del tiempo. Las ruinas reflejan la luz, atraviesan la Historia. Agua que fluye. No se aparta a otra habitación más agradable. Marionetas sin hilos; acaban de cortarlos. Nerviosa, columpia la pierna, cuando habla; soberbia, solo habla con sus iguales; no mira a quien desprecia. 

Le estremece el frío. Democracia, dinero; cuenta los dedos de su mano. El dolor de la articulaciones, sus músculos se atrofian. Μου αρέσει η θάλασσα. Duerme en una isla griega. Respira la brisa. Sonido rítmico: sí y no; sí y no; sí y no... 

El blanco y el azul se mezclan con el salitre. Tiene la sangre salada. La línea del horizonte se desdibuja en la memoria. Adivina el olor de las profundidades del mar y el de la playa desierta. 

Solo le queda el silencio...

sábado, 1 de marzo de 2025

CAUSAS VERDADERAS Y PRETEXTOS

 

"... Efectivamente la CAUSA más verdadera (aunque la menos aclarada por lo que se ha contado) es, según creo, que los atenienses, al acrecentar su poderío y provocar miedo a los Lacedemonios, les obligaron a entrar en guerra. En cambio, los PRETEXTOS que se hicieron públicamente fueron los siguientes... " 

                                                                   Historia de la Guerra del Peloponeso, I, 23 Tucídides. 


PRETEXTO: Trump humilla a Zelenski en la Casa Oval. Europa apoya a Zelisnky: No estás solo. Queremos una paz justa.

CAUSA VERDADERA: La guerra de Ucrania no es una prioridad para la administración republicana. Los intereses armamentísticos dependían de la administración demócrata. El objetivo de Trump es otro: la guerra comercial con China. Zelensky sobra y será eliminado o apartado muy pronto. Europa queda en una situación difícil; si incrementa el gasto militar, se hipotecará aún más a los intereses de las dos grandes potencias: China y Estados Unidos. El error de haber roto todos los puentes comerciales con Rusia, le deja con muy pocas salidas. 

PRETEXTO: Los BRICS como coalición de las potencias medianas.

CAUSA VERDADERA: Los BRICS, amparados por China, se han convertido en un elemento clave en la geoestrategia mundial. Países como la India o Brasil, que se situaron como una tercera vía en la guerra de Ucrania, serán decisivos para las futuras guerras comerciales que se avecinan. China y Rusia controlan recursos claves en países latinoamericanos y africanos. Estados Unidos busca recuperar esos recursos y eso explica las presiones a Panama, la guerra del Congo o el apoyo a Israel sin condiciones. Por otro lado, Trump espera llegar a un acuerdo con Putin y Rusia para romper la alianza que esta mantiene con China. Europa, completamente perdida, debe elegir a un socio: Estados Unidos o China. Y su posición será de dependencia absoluta. Quienes deciden ahora son otros. 

PRETEXTO: Israel y Hamas incumplen el acuerdo de paz.

CAUSA VERDADERA: La eliminación de Palestina es un objetivo clave para Israel y Estados Unidos. Si África y parte de Latinoamérica han quedado bajo la influencia de China y otros como Chile, Argentina o Colombia aún están bajo el paraguas de Estados Unidos y totalmente hipotecados al FMI, el control total de Oriente Medio -eliminado el aliado ruso de Siria- le permitiría situar a Irán en el punto de mira, lo que influiría de manera indirecta en la India y Pakistan, que son potencias que se mueven entre los dos gigantes económicos. Tampoco olvidemos el papel de Turquía con lazos fuertes tanto con Estados Unidos como con Rusia. 

PRETEXTO: Se ha de incrementar el gasto militar para defendernos de posibles ataques.

CAUSA VERDADERA: Los intereses de ciertas empresas y multinacionales alimentan el gasto militar; además, el objetivo a largo plazo será el control de los recursos y su explotación sistemática, vengan estos de Ucrania, África o Latinoamérica. Para que ese control, amparado por ejércitos bien alimentados, sea eficiente se buscarán gobiernos títeres o se alentarán golpes de estado en aquellos países cuyos gobiernos no colaboren, como siempre se ha hecho (ejemplos actuales: en Perú Boluarte se mantiene en el poder sin dificultades; en Venezuela no ha funcionado aún porque el gobierno bolivariano tiene un fuerte apoyo popular y del ejército; en el Congo, Ruanda actúa como catalizador interno de los conflictos; no hay que olvidar que el Maidán fue un golpe de estado amparado por Estados Unidos, origen real de la guerra de Ucrania).

PRETEXTO: Se debe controlar el flujo de inmigrantes para evitar males mayores: terrorismo, delincuencia, conflictividad.

CAUSA VERDADERA: Si continúa la explotación de los recursos y el deterioro medioambiental en los países africanos y latinoamericanos y asiáticos, la inmigración a los países más ricos aumentará. Eso obligará a incrementar el gasto policial y militar y a crear "campos de concentración" donde mantener de manera provisional o permanente este flujo continuo -en Albania Italia con el permiso de Europa ha empezado a ensayar este sistema-. Es difícil saber si se respetarán derechos fundamentales en estos espacios que seguramente estarán fuera de la legalidad internacional. El terrorismo -financiado directa o indirectamente por las grandes potencias- servirá como excusa para incrementar esos gastos y aumentar la represión y el control de los medios de información que ya desde hace mucho son instrumentos propagandísticos.

PRETEXTO: Todos debemos proteger el medio ambiente y tomar medidas para no acelerar el cambio climático.

CAUSA VERDADERA: El capitalismo es tal vez el mayor enemigo del medio ambiente. Para salvar la Tierra a medio y largo plazo sería necesario controlar su capacidad devoradora. Sin embargo, no parece que la naturaleza humana, el egoísmo individual y colectivo, sea capaz de detenerlo y amansarlo. Y la Tierra, a su manera, con inundaciones, sequías, enfermedades se está defendiendo de su mayor enemigo: el ser humano. 

PRETEXTO: Abogamos por la democracia, los derechos humanos, la justicia... etcétera... 

CAUSA VERDADERA: La economía, idiota, la economía... 


viernes, 28 de febrero de 2025

LA MARIONETA

 

Lo que recordaría de esa mañana, pasados los días, sería esa imagen terrible, incómoda. No podía quitársela de la cabeza. 


En las dos últimas horas del último día lectivo antes de los Carnavales las clases se suspenden; todos, alumnos y profesores, se disfracen o no, salen al patio y contemplan el desfile. La mayoría observan o vigilan. De entre los que se disfrazan, unos, en grupo, caminan, imitando a las modelos de una pasarela, con más o menos gracia, discretos, tímidos o exagerando las poses; algunos se atreven a breves representaciones. 

Estas celebraciones le resultaban ajenas y absurdas. Entendía que los adolescentes se comportaran como niños para librarse de estar encerrados entre cuatro paredes; sus hormonas se lo gritan a todas horas. Que los adultos hicieran lo mismo, no tanto. El sentido que tenían los Carnavales de ruptura de lo convencional, de rebeldía frente a lo establecido, hace décadas en plena Dictadura, había dado paso a un infantilismo bobalicón.

Como su opinión no tenía ninguna importancia, callaba. Al fin y al cabo, no quería ser acusado de cínico o avinagrado. 

Salió S. Al principio pensó que era una representación algo forzada: una de las asistentes sostenía a una alumna que vestía de vaquera. Cuando se giraron, la reconoció. En esta ocasión S. no iba en silla de ruedas. Esa era la novedad.

Hacía mucho que S. no debía estar aquí. Llevaba dos años en Bachillerato, perdiendo el tiempo, porque no sabían qué hacer con ella. No podía hacer una FP y aquí, aunque suspendiera, al menos, se la protegía, o eso pensaba su madre. A estas alturas S. ya no se sentía frustrada y se conformaba con pasar el rato. 

Cada vez que se cruzaba en los pasillos con ella no la saludaba; porque siempre pensaba que ese saludo tendría mucho de falso e impostado. Hubiera querido decirle: "¿Qué haces aquí? ¿Por qué no te vas lejos? ¡Márchate ya! Si no, nunca madurarás y solo perderás el precioso tiempo que te queda sin poder hacer cosas diferentes". Nadie se lo decía; tampoco él lo hacía. 

Sí, era S., sin duda. La asistente la movía como si fuera una marioneta o un títere. Los brazos y las piernas se levantaban al compás de la música, cuando la asistente movía los hilos. Muchos aplaudían -"hay que apoyarla; en pro de la integración"-; él no aplaudió. Notó un nudo en el estómago que le apretaba muy fuerte. Se ahogaba. Se preguntó cómo se hubiera sentido si él hubiera estado en el lugar de S. Humillado. Era un farsa preñada de buenas intenciones. 

Los desfiles continuaron y no comentó a nadie lo que había sentido, pero no pudo olvidar durante muchos días esa amargura. Le corroía por dentro, le hacía daño, le quemaba.


Una noche soñó que dormía en su habitación; y que despertaba. Vislumbraba un resquicio de luz entre las persianas. Escuchó la voz de su madre muerta. Una sola palabra. 

Puede... 

Al abrir los ojos aún resonaban las dos sílabas. 

Puede... 



viernes, 21 de febrero de 2025

JONÁS TRUEBA Y MARTA SANZ: EL ÚLTIMO ROMÁNTICO Y UNA "ACTRIZ" SECUNDARIA



"... Hoy toda la literatura ha de ser figurativa. Cualquier otra propuesta se considera insultante para la masa media informada. Lo insultante es gastarte el dinero para leer lo que ya sabes. Lo insultante es el retrato de la portera o un infancia entre las balas que no parezcan auténticos porque el lenguaje adopte la forma rutinaria de la repetición: la repetición nos tranquiliza. Lo insultante es despojar la palabra escrita de su potencial para generar curiosidad e inquietud. Un estremecimiento. Ganas de escalar o de tirarse por la rendija del mundo hasta el mismísimo magma terráqueo. Soy una pintora. Como mucho una poeta. A menudo estoy sola. A veces demasiado acompañada. No me conformo..." 

                                                                                                                        Los íntimos, Marta Sanz.


Mis alumnos de 4º ESO han recreado en un taller grafitis de pompeyanos sepultados por la lava hace dos mil años. 

Todos, de regreso, en el vagón del metro, miran el móvil. ¿Todos? No. Él, no. Le pregunto por qué no está en las redes, perdido entre píxeles.

-Quiero observar a mi alrededor, estar alerta... Siempre me pongo cerca de la puerta; puede pasar cualquier cosa... 

Tal vez el peligro real no llegue de fuera, sino del interior: los móviles les estallarán en las manos y nos harán pedazos...


Jonás Trueba. Las cartas que se escriben, las que se leen años después y abren extraños resquicios; las melodías que hablan de amor y desamor; el ritmo pausado de esta emoción y esa mirada; bailes que nos despiertan, risas que nos matan, silencios y rupturas, recuerdos y olvidos. Jonás Trueba es el último romántico.


Marta Sanz, en cambio, se siente una actriz secundaria; se despide del público en Los íntimos, mirándose al espejo y observando, cerca y lejos, al mundillo literario. ¡Ay, las pompas de jabón! Le gustaría ser una espía como Edurne Portela y José Ovejero; pero Ellroy ya la olvidó a los cinco minutos de dejarla en el hotel. 

Los escritores en Vida y ficción se preguntan por qué escriben: amor, muerte, cuerpo, vejez, poesía, infancia, miedo... Escribimos porque es inevitable, escribimos porque estamos condenados... 


Bailes desincronizados. Abrazos arrítmicos. Puños alzados al vacío, al borde del precipicio. Gestos simbólicos, débiles, inconsistentes. 

La educación pública. ¡Salvémosla! Hagamos ruido, levantemos la voz entre la indiferencia de la mayoría silenciosa. 

Sientes el estomago revuelto. No consigues expulsar todo este gas que te oprime el vientre. Incómodo. El olor. Ocultarlo. 


Otra alumna de Bachillerato escoge terminologías, las acaricia, las hace suyas:

-No es crisis climática, sino cambio climático. Estamos cambiando... 

Aparece mi desconfianza misántropica: 

-Deberíamos desaparecer como especie. La Tierra nos lo agradecería... 

Acaban de escribir signos del lineal B en tablillas de barro. Una civilización perdida ha regresado y se ha paseado entre los dedos de adolescentes confusos. Un milagro, sin duda. Los milagros también existen. Dicen que el amor también... 


¡No pasarán!

Me gustaría estar lejos de las cárceles y marcharme a una isla griega. Echo de menos ese mar, esa luz, ese olor a salitre. Rumores de voces infantiles.

¡No pasarán! 


domingo, 16 de febrero de 2025

GOYA Y ÓSCAR: BANALIDAD Y COMPROMISO y ANORA


Son extraños o, tal vez, previsibles los derroteros por los que transita el cine actual, la literatura, la novela, la poesía, la pintura o cualquier arte. Si nos olvidamos de lo que no llega al gran público -con pocos medios o experimental-, nos movemos entre la banalidad y un compromiso que no vaya demasiado lejos ni moleste demasiado. Como escribe Marta Sanz en su autobiografía literaria Los íntimos: "un líquido edulcorado que te hace cosquillitas en el paladar". 

En los Goya tendríamos La infiltrada, por un lado, y el 47, por el otro. En los Óscar, Emilia Pérez o La sustancia pertenecerían al primer ámbito en géneros tan clásicos como el musical o el gore. El compromiso amable lo encontramos en The brutalist, la obra épica que Hollywood busca para justificarse a sí misma cada año.


Si nos fijáramos en estos ejemplos podríamos concluir que solo la Historia o mirar hacia atrás con espíritu crítico nos salva un poco de la mediocridad, porque las reflexiones sobre el presente se convierten en una farsa sin sustancia, fuegos de artificio, placebos inconsistentes y ridículos. Y son décadas yendo en esta dirección.

Las modas forman parte de nuestra vida cotidiana. Siempre han influido en todo tipo de creación artística. Es más, sin ellas no existiría el arte. También sabemos que el tiempo es un juez implacable. Las modas pasan; las obras de calidad, los genios, los talentos que destacan en todos los periodos artísticos, los que se nutren de la tradición y lo actual para llegar más allá, si logran superar el paso del tiempo hasta nosotros, sobreviven y continúan emocionándonos. 

Sí, a veces también hay espacio para películas con buenas historias o que, por lo menos, podamos admirar o disfrutar de personajes maduros, complejos, sin necesidad de sangre, vísceras o espectáculos pirotécnicos o digitales. 

No dediqué a Anora ninguna entrada, porque la primera impresión que tuve al verla no me dejó con la sensación de que fuera una película redonda o magistral. Viendo el panorama de este año mis recuerdos, mi mirada la ha transformado. Y para mejor.


Tal vez porque nos encontramos ante un buen guion que busca simplemente contar una historia; aquí sí hallamos lo que deseamos los amantes del buen cine o, al menos, del clásico. 

Los personajes -al menos, los dos principales en una primera parte del metraje- son banales y superficiales: desean dinero, un buen nivel de vida, disfrutar sin responsabilidades. Inmadurez en estado puro. Como el arte o el ocio del que disfrutamos todos los días. La realidad es otra. En la segunda parte aparecen otros personajes -sobre todo, uno de ellos, un joven ruso que tiene que cumplir una misión bastante desagradable- que dan la vuelta a la tortilla. Y la narración cambia de dirección. No necesitamos parodias sanguinolentas como en La sustancia o espectáculos superficiales al estilo Emilia Pérez. 

A veces la sencillez es suficiente. El ruso se ha ganado nuestro respeto y el de la protagonista. En la escena final -no hay nadie que la haya visto que no la destaque- solo tenemos a dos actores en un espacio muy reducido; basta para dejarnos sorprendidos e impactados, para que nos quedemos con un nudo en el estómago. Transmite ese poso que solo encontramos en buenas películas. Y, aunque al principio, no nos llame la atención, no la olvidamos. Otras que obtienen un éxito tan perecedero como momentáneo, ni siquiera recordaremos en unos años por qué concitaron tanto interés. Los medios influyen, por supuesto, la publicidad, la propaganda y una intensa y profunda campaña de banalización. 

Tenemos todavía la sencillez: la única forma de supervivencia y de compromiso real que nos queda.