viernes, 6 de septiembre de 2024

VOLVERÉIS

 

Si algo define a Jonás Trueba es su originalidad. Rodeado de un cine español comercial de factura técnica intachable, pero que ha asumido determinados estereotipos en películas de género o productos mascados para contentar al gran público, este director ha sabido con su estilo contarnos de otra forma, "francesa" en el fondo y en la forma, las relaciones de pareja. 

Siempre me han agradado las películas de Jonás. No solo por su frescura sino, sobre todo, porque sabe con muy pocos medios contarnos historias sencillas y atractivas. No busca al gran público, sino a una minoría cinéfila, "cultureta", afrancesada que preferimos la elegancia y la inteligencia al exceso, lo superficial y convencional. 

Un buen ejemplo de esto último es Paco Roca y todas las adaptaciones de sus obras, incluida La casa. Acaban aburriéndome, porque no aportan nada nuevo y, además, caen en la sensiblería y el sentimentalismo. Quiero que me traten como un igual, no que me manipulen a la manera de Spielberg. 

Así que aquí tenemos a Jonás; un Jonás que está orgulloso de las influencias recibidas: Truffaut o Godard o Rohmer, el gran cine francés. 

Y es aquí donde tal vez yo le pida más. En esta película, como en muchas de las últimas, además de contar una historia simple que parte de una idea excéntrica del tío Trueba -que interpreta al padre de la protagonista-, experimenta, juega con la "forma". Hay un doble juego de miradas, se divierte con las posibilidades del cine dentro del cine -Truffaut está ahí- o con el montaje discontinuo -Godard es la referencia, sin duda-. 

¿Y por qué no va más allá? Truffaut y Godard sí lo hicieron; sin embargo, Jonás Trueba, simplemente, se divierte. Me sorprende que no quiera explorar nuevos caminos. Tal vez haga bien; si alguien va más lejos, puede perderse. Y Jonás está a gusto moviéndose en su pequeño mundo. 

Sea como sea, frente a una industria del cine español que apuesta por más de lo mismo -señal de mediocridad-, Jonás Trueba propone otra manera de mirar. Y eso siempre lo agradeceré. 

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