martes, 24 de septiembre de 2024

MI MADRE MURIÓ DOS VECES

Mi madre murió dos veces.

La primera vez ocurrió hace diez años: en Argentina, en un cama de un barrio de cuyo nombre no quiero acordarme.

Sin embargo, como sucedió con mi abuela, mucho tiempo después de esa muerte mi madre cocinaba, paseaba, iba de compras, hablaba conmigo, hacía un crucigrama, veía en la televisión su serie favorita. Y yo sabía que había muerto: lo decían los demás; los documentos oficiales lo confirmaban. Sin embargo, estos hechos cotidianos lo desmentían. Ella seguía viva.

Un día murió por segunda vez. No sé cuándo, cómo ni por qué...


Este sábado paseamos juntos por Pacífico. Hablamos de sus niñas, de las gemelas; me pedía que les escribiera una carta. Se lo prometí…

Hace unas horas he estado en una fiesta con ella; teníamos que subir a un avión a la mañana siguiente. Y pensaba que debía escribir esto en un blog, que mi madre está bailando, riendo, que está viva, aunque yo sé que murió hace mucho tiempo, aunque yo vi su cuerpo descomponiéndose.

Está cansada; quiere irse a dormir, como la primera vez que murió. Sé que tengo que abrazarla porque tal vez sea la última vez que pueda hacerlo. La beso en la mejilla; noto el tacto de su piel, el color de sus mejillas...

Hay vidas que una y otra vez se resisten a desaparecer de nuestra memoria.

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